Metáforas de la
marcha y la filosofía, ¿Dónde el otro aquí?
Estilos de
camino y filosofía y cómo conocemos en filosofía antigua. El caminante conoce
su camino, en la carta séptima de Platón se estudia. Es ocupación que participa
con el rey filósofo. Platón exiliado la escribe y esta carta es de sus momentos
desastrosos. Es un instante de conversación que sabe más y tratado de
filosofía, de escribir libros, exhibir él lo que fui, enunciados y archivar en
números un paisaje, ¿se puede?
Esta carta se
hace famosa porque propone el círculo, el nombre es lo primero en el monte
elevado y culmina en referentes que se asocian y se anotan. La imagen, fui y
conocí, nivel de la ciencia, geológico y ordenar a partir de lo que sopla y lo
que se encuentra en los libros. Está después el nivel muy alto de la ciencia y
un conocimiento otro, no trascedente, es repetición e insistir y en el fondo los
problemas y conceptos y paisajes y justicia, alma, libertad, son paisajes, sube,
baja, reposa y sus problemas son cruceros y cada camino exige ser explorado y habitado.
Exploración repetida y es metáfora de la lámpara de aceite. Es una lámpara que
da una llama que son los libros que tomamos y retomamos. En cada lectura y es
tomar conocimientos y se puede brillar sin necesitar algo exterior y el pensamiento
que nutre y ya no necesita de los libros y se alumbra a sí misma. El caminante
no está confrontado al paisaje, debe buscarlo, sus rastros y trazo no están
dados y al caminar por horas te mezclas con el paisaje, lo respiras y la
presencia del paisaje se retiene en tu cuerpo y sedimenta, es pliegue del
paisaje en el cuerpo. El enigma es el de la presencia y es clavarse en él para
buscar la presencia recurriendo con sus familiaridades y misterios. Es
repetición monótona sin recompensa. Es la caricia del paisaje y su
temporalidad. No es estático y ocupa la conciencia en monotonía que es con
temporalidad que se instala en el cuerpo del caminante. La caricia se toma
entre dos extremos. Es tomarse por el cuerpo y significar, es manifestación de
la presencia y es poder que domina y posesiona, ligera y brutal caricia y se
estira hasta dónde el cuerpo va y viene en lo mecánico y estéril se encuentra a
sí mismo en su ir y venir y buscar más. En los ecos que suenan juntos, la
caricia profundiza en la superficie y por sus pasos repetitivos del paisaje se
adquieren signos nuevos. La modalidad de repetición sin monotonía no aburre.
Un segundo
ejemplo lo da Epicurio al decir, los dioses existen y que es gratitud en la
caminata. Lo religioso en el corazón y nos libera de la trascendencia y mundo
otro. Es conciencia neta. Materialistas que pueden arruinar el bienestar terrestre.
Por qué estar en los dioses. Existen para salvarnos de las iglesias, son lejanos,
la ola interior, la plenitud interior de mi vida y placeres simples, el secreto
de la felicidad epicuriana se encuentra aquí en la caminata. Palabra como
gracia divina y hacer sonar la comparación. Sendero que salva y se lleva el
peso y entrega la belleza del paisaje que aparece como una recompensa después del
esfuerzo, es un don y llega a fotografiar el esqueleto del paisaje. El feliz es el
que encuentra su paisaje y es como él mismo y va más allá de él. Es belleza destinada y
responder con gratitud. El turista en realidad no se lo merece y el caminante lo
vibra y su felicidad y plenitud se consolidan como eco de algo que se realiza
más allá de mí y orienta mi gratitud. No supone dependencia no hay deudas. El tercer estilo de caminata es de rutas que se calculan para abolir distancias, terreno, las
presencias humanas y objetivos y texto. La ruta no tiene sentido en sí misma
adquiere sentido entre dos puntos. El camino es homenaje al espacio, es
gratitud también, del dado. El camino invita a ascender porque es inmortalidad
y atraviesa y en ese proceso ofrece revelaciones, es un camino interior,
descubro.
En un nomadismo
abierto descubrimos y percibimos iluminación y escribir y caminar, reflexionar,
pensamiento, composición y caminata. Como Kierkegard que desafortunadamente
muere en un ataque en una de sus caminatas y cuando viene el doctor le dice que
el único problema es que ya no puede caminar. Son estados de caminata que descubre
Kierkegard, caminatas de la ciudad y sorprenderse, estado de mariposa y promesa de
sorprenderse de lo bello. Arte y técnica de pasar de un segundo al otro y
delicia en la dispersión. En el estado ético es acompañado y sabe adónde va y
construye en fidelidad al otro y a sí mismo. El estado religioso es caminata
absurda y loca del sacrificio de Abraham dice Kierkegard, el momento de subir
en silencio en Dios en creencia y en fe absoluta que le permite a Abraham
llegar a la cima. El cansancio y fatiga, cuál es el sentido, para perderme,
encontrarme, para estar disponible para otros y busco el cansancio al final, su
secreto. Impresión del hombre cansado, el aburrimiento es lo peor de todo. Es
versión de esfuerzos de gestos que necesitas descansar y pensar en parar para
retomar otro día. El estrés y nervios torcidos, fatiga eléctrica y tensiones bruscas.
Sedentarismo al repetir los pasos y viene el abandono como recompensa.
Estas caminatas
cómo nos llevan a los otros y también nos cansamos de nosotros mismos y de los
otros, sin sorpresas, una seguridad y certeza en letargo y la magia de la
caminata es regresar a la caricia y que dentro encuentra energía para darse.
Parece muy
solitaria la caminata en todas estas facetas pero el otro siempre está ahí para
compartirse y ayudarse y descubrirse para, en amor.
Camino y descubro dentro para darme a todo otro en amor
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