Isaías 62:1
Por Sión no guardaré silencio y por Jerusalén no descansaré hasta que salga su triunfo como resplandor y su salvación como una antorcha que quema. Y las naciones verán tu triunfo. Todos los reyes presenciarán tu gloria y serás llamado por un hombre nuevo designado por la boca del Eterno y una diadema real en la mano abierta de tu Dios… Y los llamarán pueblo santo, redimido por el Eterno. Y serás llamada la buscada, ciudad no abandonada.
Tenemos nuestra casa como todos los pueblos y desde ahí podemos darnos en respeto y acción. La tierra prometida es una realidad como lo será la redención desde el retorno y la corrección. En estos días antes del ayuno, logremos dar el brinco del cambio necesario en nuestras vidas para darnos con fuerza a todo otro en amor, desde la aceptación y respeto a la diferencia dentro-fuera.
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