Grace Nehmad

domingo, 16 de octubre de 2022

Nuevo ciclo de alegría y Torá

 Termina el año y hemos cumplido con nuestro calendario de fiestas, ahora bailamos con la Torá y la ponemos al centro como lo haremos el resto del año para llenar nuestras vidas de sentido.

De Aish latino:

El término Simjat Torá, se refiere a que completamos en este día la cíclica lectura anual de la Torá. Comenzamos con el libro de Bereshit y lo completamos anualmente —mediante los tramos sucesivos de la lectura semanal de los sábados— con Devarim en esta fecha especial.

¿Existe alguna relación entre Shminí Atzeret y Simjat Torá (que son en realidad la misma fecha)?

Sin duda que sí. En Shminí Atzeret, rezamos por la lluvia: el agua, que es vital para la vida física del hombre. En Simjat Torá, celebramos el estudio de la Torá: que es vital para la existencia espiritual del judío. Y, como hemos visto, en Shminí Atzeret, Dios “pide” estar cerca nuestro. En Simjat Torá, sentimos esa cercanía mediante aquello que crea el vínculo único entre Dios y Su pueblo: el estudio y el esmero en entender la Torá.

Cabe destacar que en Israel se celebra un solo día para ambos: Shminí Atzeret y Simjat Torá. Afuera de Israel, se desdobla la fiesta en dos días consecutivos llamándose al primero: Shminí Atzeret, y al segundo: Simjat Torá.

¿Un doble sentido?

Hay entre los comentaristas aquellos que señalan que el nombre de la fiesta es Simjat Torá, o sea: “la alegría de la Torá”, desde la óptica que quisiéramos que la Torá esté alegre con nosotros. Es que... ¿acaso es algo especial que nosotros nos alegremos con la Torá? ¿No somos, acaso, los principales beneficiarios de este vínculo? La pregunta y el desafío, pues, sería: ¿está la Torá alegre con nosotros? ¿La estudiamos durante el año con suficiente empeño...?

En Simjat Torá se realizan en la sinagoga las tradicionales siete “Hakafot” con el rollo de la Torá en mano y se baila en honor a la Torá. “Hakafá” significa también 'préstamo'. Es muy posible que hayamos sido perezosos en el estudio de la Torá en este último año. Pedimos entonces un préstamo —de tiempo, tranquilidad, lucidez y fuerza física— para poder seguir estudiando.

No es por accidente que el mismo día en que culminamos con la lectura de la Torá, sea aquel en que volvemos a emprender su estudio desde Bereshit. Podríamos diagramarlo en forma de círculo. El fin de la Torá es el que justifica su origen. Los milagros que Dios hizo suceder a manos de Moshé frente a los israelitas, tuvieron como objetivo despertar la conciencia de la existencia del Creador del mundo. Sin un objetivo, la vida no es significativa. No se puede hablar de significado, si el mundo hubiese llegado a existir de manera fortuita por fuerzas mecánicas. Evidentemente, no hay alegría en un mundo que carece de sentido, y, es muy probable que las personas que sienten que el mundo no tiene valor tiendan a escapar de él en lugar de vivirlo a pleno. La fiesta de Sucot llega a su cumbre en Simjat Torá, cuando alcanzamos la cognición plena del propósito de nuestras vidas. Las enseñanzas y las maravillas de Moshé, que infundieron en nosotros la creencia de que Dios creó el Cielo y la tierra, son entonces la llave de la alegría, no solamente de este día, sino la de todo el año (“Growing each Day” de Rabbi Abraham Twersky M.D. Artscroll/Mesorah). 

Me parece una hermosa culminación del año esta fiesta para regocijarnos de completar el ciclo de nuestro calendario y bailar con la Torá y justo después recomenzar un nuevo ciclo con el corazón alegre y en la intimidad que nos dejó sucot, bailar con la Torá al centro, para que sea eje en nuestras vidas y las llene de luz y alegrías, de baile íntimo y acercamiento a ella y a Hashem. ¡Jag saméaj y shabúa tov para todos!

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