Las rivalidades son muy negativas y debemos superarlas. Reaccionamos explotando ante situaciones que no lo ameritan. Quizá la vida nos pone ahí para superarnos y avanzar nuestros caminos en la tierra y no creer que el otro es responsable, se trata de nuestros retos y de pasiones humanas. Hay un objeto común que se idealiza. Algo que no es compartible y nos regresa al objeto maternal, quizá nos regresa hasta la vida intrauterina. Los colores varían y es lucha por la vida y el deseo inicial de eliminar al rival, es universal y debemos superar este desastre. Lo que no avanza es cuando no se enfrenta la rivalidad fraternal y debemos comprender estos entramados. Es un complejo y es el tema de Caín y Abel y no importa si somos creyentes o no, es originario. Lo primero es esta muerte y la probable preferencia del padre por la ofrenda de uno de los hermanos. Es importante comprender nuestra misión y lugar en el planeta y resolvernos desde el origen en conciencia. La rivalidad fraternal es intolerable y persecutoria y se trata de fantasmas existenciales y se trata de superarlos y no hacerlos realidad en negatividad. Veo estos problemas centrales para resolver nuestras guerras y desequilibrios.
Reconciliación desde el origen
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