Grace Nehmad

martes, 7 de noviembre de 2023

Cuento de Rosalía

 Rosalía se permitía existir en un esquema abierto de pensamiento y tejía sus días entrelazando las nubes del camino con sus risas. Alegre, había aprendido a integrar sus tropiezos sin problemas. Era pragmática y soñadora. Marcos en cambio, nada aceptaba. Cualquiera era su enemigo y no conseguía no reaccionar, dejar pasar. Su sistema de vida era precario y quizás por eso Rosalía se enamoró de él, se complementaban de una manera profunda y simple. Con Rosalía cerca, Marcos postergaba sus reacciones, su mirada de empatía lo calmaba. Marcos por su parte, conseguía dar sentido a la vida de Rosalía que parecía aceptarlo todo y la empujaba a saber diferenciar las piedras o aciertos en su camino y a saber decir que no cuando era necesario, a poner límites claros a los demás. Marcos y Rosalía vivían en una mágica dialéctica que superaba su comprensión de tan profundo el contraste que en ellos generaba de intercambio y superación. Sin embargo, un cometa cuestionó sus caminos cruzados ideales y de los espejos que abrió en sus corazones, ambos dudaron sus misiones unidas en la tierra. El cotidiano se tornó insoportable para la pareja antes feliz y equilibrada. Viajaron y consultaron diferentes asesores sin encontrar respuestas. Cambiaron dentro y fuera y no encontraron la paz anhelada. Sus proyectos de vida se distanciaban y sus miradas conocidas agotaban todo brillo de acción y solución. Lo que antes no comprendían y los unía, ahora los separaba y tampoco comprendían el cambio de la influencia de un cometa en ellos. Apelaron entonces a la apertura, el cambio acordado y la verdadera aceptación unida de sus estrellas. Brillaron juntos en sus rutinas y aprendieron a amar su cotidiano en apoyo y complicidad. Los flujos existenciales cambian, se dijeron tomados de la mano, ya vendrán nuevos cometas a impulsarnos. 



Nuevas flores y brillos vendrán a habitarnos se dijeron Marcos y Rosalía

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