Hoy me siento tranquila y feliz, sorprendida de la hermosa terraza de mi hotel en Guanajuato. Me puedo pasar la vida trabajando ahí. Tengo mucho trabajo que hacer y aterrizar por aquí. No me doy a basto. Quiero pintar todo lo que visité ayer y hablar de ello. Debo organizar mi trabajo paso a paso y no temer por falta de tiempo. Confiar. Ayer dos preciosas angelitos me ayudaron a bajar las escaleras del callejón, que eran miles, y regresar a mi hotel al finalizar nuestro paseo. Eran dos hermanas de Irapuato ya trabajando ambas en diferentes empresas. Contentas. Todo me explicaban del paseo. Se fueron y ni siquiera intercambiamos datos. Me hubiera gustado al menos darles un regalito de agradecimiento, se fuero y no creo volver a ver sus rostros en esta vida. Quizá estaré mejor preparada para otro encuentro así y no separarle sin más. Algo faltó. Me parece que en esta experiencia física en la tierra debemos pensar mejor todo y decir lo que sentimos y pensamos. No dejar nada sin expresión fluida y adecuada. Pinté y escribí en la especial terraza guanajuatense. Falta más trabajo de lectura. Mañana comienza mi congreso de filosofía y espero esté fácil estar allá y llegar y compartirlo con mi maestro de filosofía Francisco. Aprender a caminar la vida y compartirla en amor. Trabajar por eliminar las dualidades interiores y las exteriores.
Perseverar en amor
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