Dentro y fuera en sensibilidad

 Isaías 59:1

He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para impedirse salvar, ni se ha tapado Su oído para que no pueda oír. Pero vuestras iniquidades os han separado de vuestro Dios; vuestros pecados han ocultado Su rostro de vosotros y le ha impedido oíros. Porque vuestras manos están manchadas con sangre y vuestros dedos, con iniquidad. Vuestros labios han dicho mentiras. Vuestra lengua murmura maldad. Nadie pleitea con justicia y nadie litiga de buena fe. Confían en la falsedad y dicen mentiras.

Me parece que si no sentimos la fuerza divina con nosotros es porque nos hemos alejado de nuestro ser interior, de lo que llama en verdad a nuestro corazón y de lo que es nuestra sensibilidad. Entonces nos desconectamos de la fuente infinita de luz y de amor y permanecemos en la oscuridad. Entonces distorsionamos nuestra veta que todo lo sabe y va hacia el bien en acción. Retornemos a nuestra claridad y seamos fieles dentro y fuera al verdadero llamado evidente de curación.