El estoicismo nace en la Grecia antigua y no es
sólo una doctrina. Es un arte de vida que busca ser feliz. Esta escuela de
pensamiento busca darnos las claves de la felicidad. El mundo para esta escuela
es racional y responde a consecuencias naturales de nuestros actos. Somos muy
emocionales y sufrimos sin razón, podemos en cambio lograr la paz interior.
Para los estoicos dependemos de factores que no están en nuestro control. El
mundo, piensan ellos, es imperfecto. El mundo es los defectos del género humano
en sus características negativas y cólera. Somos pasionales y las emociones nos
guían y no vemos bien la realidad. La cólera y sensación de injusticia se
desprenden de las pasiones que nos ofuscan. Lo que no depende de nosotros no
debemos de esperarlo. Queremos reconocimiento de los otros y no debemos
esperarlo. Podemos querer y no esperar. Esperar no depende de nosotros. En
cambio, podemos influir en el mundo desde nuestra voluntad. Ser lúcido es ver
la realidad en libertad desde el optimismo. Debemos ver con claridad.
Estoicismo es acción consciente. Aceptemos lo que no podemos cambiar y
cambiemos lo que desde nuestra fuerza y voluntad podemos cambiar. Ser sabio es
moverse y actuar en libertad como dice Sartre y cambiar lo que han hecho de
nosotros. El estoicismo nos devuelve el poder en transformación de lo posible
en realidad. Esta filosofía nutre mi alma y eleva mi conciencia. El reto es
quizás ver con claridad y nos dejarnos ofuscar por nuestras pasiones. Nos
engañamos. Buscamos reconocimiento y somos orgullosos. Decidimos egoístamente y
no ponemos al otro al centro de nuestras acciones.
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