Ecleciastés 9:1
Por todo ello dediqué mi corazón a aclarar todo esto: que los justos, los sabios y sus obras están en la mano de Dios. Ya sea amor u odio, el hombre no lo sabe. Todo está ante ellos. Todas las cosas vienen igual a todos… vale más la sabiduría que las armas de guerra y un pecador destruye muchas cosas.
Este llamado a disfrutar de la vida luego se contiene pues termina así: Habiendo dicho todo escuchado, he aquí la conclusión del asunto: Teme a Dios y cumple Sus mandamientos porque en eso está el hombre integro.
El llamado es a saber que somos iguales todos al final y podemos cambiar y mejorar. El temor a Dios nos llama a asistir a todo otro. Estamos siempre a tiempo y debemos persistir aunque a menudo parece no cambiar nada, sí podemos cambiar y dentro de lo igual ser un otro diferente dirigido al otro desde la desnudez del rostro que me llama a despertar y a asistirlo en amor, desinteresadamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario