En la filosofía
de la incertidumbre hay dudas y certezas. Existe un dolor mental y éste genera
pensamientos negativos a nivel individual y social. No sabemos qué será mañana,
no podemos controlar mucho en nuestras vidas por ello tratamos de predecir y
creer que lo establecido es cierto y favorecerlo. La racionalidad nos ayuda, es
lo que sí se explica con causa y efecto y nos reafirma. Heinsberg es un
mecánico cuántico que descubrió el principio de la incertidumbre al tratar de
definir la posición y el momento lineal de las partículas. Tenemos desde niños
el miedo a la ignorancia y tratamos de reducir las dudas o de conseguir más
certeza ello impulsa la investigación, este deseo de conocimiento del que
hablaba ya Aristóteles desde la filosofía se va especializando para poder saber
y predecir más, para reducir las dudas existenciales y aumentar las certezas.
Pero tal como lo denota Levinas esa angustia existencial de incompletud no
desaparecerá en este plano y debemos aceptarla y utilizarla a nuestro favor
como motor que impulse nuestro desarrollo para asistir mejor a todo otro. También
podemos preguntarnos cómo puedo reducir la incertidumbre de los que están
alrededor de mí.
La investigación en todas sus ramas busca reducir la incertidumbre
y acepta imprevistos propios de la investigación. Todo humano es un
investigador y puede observar y deducir y cambiar para ayudarse a él y a otros.
Implementemos pues todas nuestras habilidades humanas creativas de las que
fuimos dotados para compartir soluciones y aceptar la incertidumbre con alegría
como motor de descubrimiento, impulso para encontrar nuevas certezas y
compartirlas.
La luz disipa dudas en mis campos rojos de fuego para compartir intensidad de amor y acción reveladas.
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