Grace Nehmad

lunes, 9 de noviembre de 2020

Federico García Lorca y el rostro

 

Dime qué lees y te diré quién eres y el rostro

Me gusta mi pueblo de Granada llamado Fuente vaqueros, nos dice Federico García Lorca, es muy hermoso y su fuente es muy bella y su tierra hace florecer toda clase de frutos. los forasteros no aceptan ideas nuevas, pero este pueblo es de sentidos alegres de la vida, hay clamor y estremecimiento en él que es afán de comprensión. Muchos fuera sufren desesperanza y Fuente vaqueros tiene afán de vida y cultura. No esperan días de nada, quieren vida y no muerte, viven y no tienen el alma muerta y tienen ansia de liberación. Su falta de medios y desgracia es pasión y serenidad que anhelan.

Grandes y sabios empujan a la humanidad por detrás desde épocas remotas, se escribe en pergaminos, toda Roma lo hizo y así en pergaminos brotaron Virgilio y la voz de Seneca. El papel chino llega el 7 de julio del año 75 a occidente. Árabes y chinos lucharon y enseñaron su secreto de cómo hacer papel los prisioneros chinos a los árabes que lo llevaron a cabo con trapos sucios. Con rollos y papiros tuvieron más difusión y no se abandonaba el códice y se abre la cultura paso a paso, eran los libros lujo y deben ser de primera necesidad. El dolor de saber abre las puertas más difíciles. El fundir en plomo las letras y hacer libros lo inventó Gutenberg con su imprenta, revoluciona las almas. Rosas de fuego es la imprenta que calladamente se establece en Amberes y surgen los primeros libros baratos. Pidieron ser expandidos por todas las superficies de la tierra. Desafortunadamente, fueron arrasadas bibliotecas enteras en luchas y guerras y estuvieron a punto de desaparecer muchos tesoros escritos con grandes esfuerzos. Afortunadamente, los monasterios antiguos salvaron a la humanidad pues custodiaron y estudiaron libros y lenguas. Les debemos todo. Aún la ignorancia nos invade. Los pintores flamencos ayudaron a los lectores ilustrando la belleza del libro hecho con papel. Con el siglo 18 llega la maravilla de ser de muchos los libros y el factor social. La revolución francesa es obra de los libros en expansión, pueden desaparecer a ciertas obras, pero no a todas las cabezas de los que las leyeron.

Bibliotecas inundan el mundo a libro abierto y tinta mojada, periódicos llevan reflexiones al viento, yo, nos dice Lorca y todo escritor, contribuimos a la cultura, mi familia contribuye a la cultura nuestra. Músicas y poetas ayuden en esta obra y acudan a leer para liberarse. No se debe leer mecánicamente, aprender se debe en las escuelas el camino para comprender con puntos y comas. Que lleguen los libros, que se escriban de todas tendencias, que se enfrenten las obras de Nietzsche y de Marx, y de todos los escritores, pues son elevación del espíritu humano. Debemos cultivarnos y ser lectores, muchos lectores y cada uno que saque del libro lo que pueda. Se notará en el pueblo el nivel de cultura, sentido moral de revoluciones sin egoísmo y sin clases sociales, prosigue Lorca. El rostro así me parece que se eleva y transforma, servir al otro es saber leer su rostro e interpretarlo desde esta cama de saber revolucionaria que inspira Lorca. En cada encuentro del día y para cada rostro apliquemos estas bellas ideas de amor y cultura revolucionarias para elevar al espíritu humano como propone Lorca.


El rostro del otro es también página en blanco por ser interpretada y reescrita para desarrollar su horizonte revolucionario que a todos elevará.

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