El positivismo
en Comte propone una evolución de estadíos que van de lo
mágico e intuitivo a lo científico y al positivismo en tanto forma de actuar
práctica basada en hechos comprobables y en una teoría que ordena a la sociedad
y la sistematiza. Así, para Comte el ser humano ha ido madurando y la
modernidad es una etapa de positivismo maduro que abandona el mundo de la
fantasía para volverlo práctico.
Para Comte a la
sociología le falta la parte física en su desarrollo que se refiere a una sociología
con relaciones de hechos de la sociedad dentro de un positivismo. Ese positivismo es su parte
real y observable, medible, cuantificable, basada en hechos comprobables. Comte se
refiere así a una estructura de hechos que se sistematizan y regresan a
comprobarse a la teoría que los sustenta para eliminar lo ambiguo. Comte borra lo
mágico y busca una ciencia útil su teoría es germen del circulo de Viena y de las
ideas de Wittgenstein con el concepto de claridad al centro.
Para Comte se
trata de la utilidad que busca su sentido en lo práctico y aplicable con un
orden y progreso, con leyes útiles y un orden social en donde orden y progreso
se retroalimentan.
Estas ideas al
extremarse dan lugar a utopías tecnocráticas que buscan un orden social
absoluto que lleve al paraíso en la tierra.
Al final de sus
días Comte degrada su teoría positivista entendiendo a la ciencia como religión
y en este esquema el progreso de unión y justicia se dará según él con
pensadores como fundadores y el Papa de esta especie de religión sería Comte
mismo. Estas ideas extremas pueden ser producto de una degeneración del estado
de salud de Comte, pero cabe señalar que es verdad que llegamos a estos
extremos así en la práctica, siendo la Shoa un ejemplo de ello.
Me parece muy
rescatable la intención de Comte de aterrizar intuiciones y fantasías, sin
embargo, no estoy de acuerdo en su manera despectiva y evolucionista de referirse a estos aspectos
del ser humano que valoro mucho y no creo que deban desaparecer. La
sensibilidad que me enseñó Levinas apunta a tomar mucho en cuenta esta parte de
nosotros para asistir a todo otro.
Si queremos
regresar a atender el rostro del otro que nos interpela, no debemos descartar nuestras partes
humanas sensibles, sin embargo, sí considero que debemos intentar la parte
del orden y de la sistematización de nuestros procesos para poder mejorar
socialmente asistiendo a todo otro de la mejor manera posible y sin desacreditar sus intuiciones y fantasías que no deben ser concebidas como patología o más bien, podemos transformarles creativamente en puentes de desarrollo humano.
Convertir todo paisaje ensoñado en puente de desarrollo y progreso desde la sensibilización y la escucha.
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