Grace Nehmad

martes, 3 de noviembre de 2020

Cine y filosofía y Levinas

 

Cine y filosofía y Levinas

La relación entre cine y filosofía es estrecha y está muy cercana a la experiencia de vida. Primero preguntemos qué es el cine es el séptimo arte de manera académica, pues el performance y happening ya no se cuentan así, quizá más bien se han tomado como rama de las artes plásticas que se relacionan con la obra artística de los museos y han a veces salido a las calles. El cine une a todas las anteriores de alguna manera y va más allá. Es lo que vamos a ver en las salas y ahora en Netflix y en otras aplicaciones de internet. El cine es espejo y juego estético, es generador de sincronicidad al estilo junguiano en el que uno se sienta y cada uno asimila de otra manera. Se vuelve a menudo parte de ti e impone modas y polémicas. Su impacto es muy importante en la sociedad y la moldea, interactúa con ella. Los artículos que se venden por películas son muchos y por épocas retorna el impacto. Los humanos reflejan anhelos y buscan compañías en las películas. Es el cine para mí experiencia como aficionada que es transgresora, es arte popular, es expresión que irrumpe y es arte que exige también una experiencia estética, hay ciertas reglas estructurales que siguen sus productores. El cine sabe tocar fibras sensibles como lo dionisiaco que irrumpe al estilo Nietzsche, fuera de esto qué es cine, abarca mucho, no es qué es el cine es lo que digo y asimilo sobre el cine. Hay películas de culto, otras que te llevan a salir y a jugar y rejuvenecer, es verte en otros personajes, es vivencial y produce una metamorfosis en las personas.

Su relación con el discurso filosófico es intensa. Se da no de manera forzada, es etérea la filosofía que genera el cine. Como filósofo no es necesario leer mucho para ya estar filosofando con cualquier pretexto porque se acostumbra a leer mucho y se detona rápido la reflexión. En cine se materializa con más facilidad y se acortan las transiciones entre el pensamiento y la acción. El espectador puede incomodarse por elementos transgresores y subversivos que se proyectan en las pantallas. La filosofía transmite ideas y conceptos y se va más despacio, pero en el cine potencializa su transmisión. Hay planteamientos filosóficos dentro de cada película. Términos coloquiales que los veo y no los veo y el actor y el personaje se confunden. La filosofía en la pantalla genera sentimientos, destapar preguntas y reflexiones, es lo más cercano a una experiencia de vida kantiana con sus reflexiones aparejadas. Muchas películas son inspiradas en el pensamiento de ciertos autores o tendencias filosóficas con un elemento estético presente. La relación es estrecha y no necesariamente consciente. Ahora si hablamos de Levinas ¿qué podemos decir? Parece que ya quedó muy lejos, pero no lo creo. Me hace pensar en el padre de Akiva en la serie de Shtisel que cuando él expone un cuadro de su madre se enoja mucho, su hijo pintor le dice es sólo una pintura, no es la vida y el padre le responde es que TODO es la vida. Eso diría Levinas que no todo se vale en la pantalla y que lo hemos banalizado, que la ética y el otro y las consecuencias del cine deben tomarse en cuenta al crearlo, que no es sólo experimentar por experimentar con intensidad y que al contrario, su cercanía con la vida y su impacto deberían de utilizarse para servir éticamente, para inculcar valores y responsabilidad, para asistir a todo otro en amor.



 Una ola de mar que genera energías con fuerza emana de las pantallas de cine y somos espectadores vivenciales que absorbemos semillas que empujan reflexiones y conceptos, acciones que debemos esforzarnos por concientizar y tornar responsables para servir a todo otro en amor.

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