Vuela el tiempo y las semas corren. La presión es enorme y las tareas múltiples. Me concentro en acercarme con mis interlocutores a cada paso y seguir resolviendo y completando tareas. Están demandantes los tiempos en pleno encierro. Los caminos se tejen con gran velocidad y lucho para mantenerme en ellos en paz. Con gran fe los abordo cada día y pido con fuerza poder servir a todo otro y resolver lo que Dios me pide a cada instante para embellecer su creación y aproximarme a su corazón.
Mantengo mi flor y mis espacios interiores
frente al cotidiano desbordante.
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