La profecía, nos dice Levinas, en Ética e infinito, se interpreta en la forma concreta de los libros y en las religiones que se apoyan en el texto bíblico los hombres encuentran consolación, pero ello regresa al yo y a su responsabilidad con todo otro con lo otro que lo rodea, el universo, siempre el yo sostiene al universo. Para ser dignos de la era mesiánica debemos admitir que la ética tiene un sentido incluso sin la promesa mesiánica y el libro de libros, la Biblia nos da la estructura necesaria para realizar las acciones éticas que ya en sí nos ayudan a vivir mejor y que prometen una era mesiánica. La Biblia para Levinas es el resultado de las profecías que testimonia y el hombre es responsable de llevar a cabo la experiencia ética apegado a sus textos e interpretaciones actualizadas a lo largo de la historia. Para Levinas la confluencia ética de los autores que interpretan la Biblia es un milagro que supera al autor único y nos da la estructura para desarrollar una vida ética. Lo que se escribe en las almas, nos dice Levinas, primero se escribe en los libros. Las escrituras no son el dogma de su origen sagrado y sobrenatural, son en cambio, la expresión del rostro del otro que aclaran y nos vinculan él para asistirlo. Por ello me siento tan atracada a Levinas, porque nos ayuda a desmitificar toda religión dogmática y a actuar para elevarnos juntos de manera ética hacia una era ética mesiánica tangible.
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