Maira buscaba cosas diferentes en la vida y entonces decidió comenzar a trabajar más fuerte dentro, no quería ser esclava del materialismo ni de la tecnología, quería hacer y comprender más. Le costaba trabajo ponerle límites a Jorge, quizás a la mayoría de sus relaciones. Era como si se sintiera siempre culpable de no poder complacer y mantener felices a todos eternamente. Entonces comenzó el camino más largo y difícil del camino interior. Trató de poner más atención a todo lo que hacía, a todo lo que le pasaba. No podía evitar muchas cosas pero algunas sí. Se dió cuenta que lo que más podía trabajar eran sus deseos y pasiones. Maira podía controlar a cada paso mejor sus pasiones, su deseo por Jorge, pero no controlaba las acciones de Jorge ni sus decisiones, en realidad, controlaba muy poco en su existencia. Sí podía ser guardiana de sus sentidos y decidir qué ver o escuchar o hablar o comer, mayoritariamente, también sus ofertas a Jorge en este sentido, nunca sus decisiones. Podía en especial cuidarse y tratar de cuidar a otros, primero que nada con su ejemplo y el ejercicio de su libertad, de su libre albedrío, con el control más depurado de sus pasiones. Despertaría mañana con más preguntas alegres para todo otro, con más regalos y agradecimiento. Quería ser más libre y llevar a Jorge a un viaje de vida diferente, juntos, por arriba de toda ola, disfrutando su tiempo existencial compartido en apertura y experimentación.
Maira se vigila dentro, es guardiana y ejemplo
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