La temporalidad del tiempo como obedecer. Es un llamado que desborda la esencia del ser y lo llama a hacer una diferencia en el otro, para el otro obedeciendo a su llamado. Es el llamado a ser alguien para. El sujet se describe entonces desde la pasividad del tiempo y no desde la representación u objetivación. No es de voluntad ni de intencionalidad, es de estar presente para. Se trata de una responsabilidad única. Se llega ahí desde un fuera de todo tiempo y espacio. El sujeto actúa a la inversa del Yo activo. Es ofrecerse en entrega al otro como rehén y un existir para todo otro, que es Dios en su mirada. Entonces actuamos desde la conexión fuera del miedo egoísta al abandono, ya somos en unión para todo otro sin evasión, en aceptación y apoyo y sin quererme salvar yo y dejar a los otros atrás.
El instante se va y estamos en presencia en amor para todo otro
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