Grace Nehmad

lunes, 28 de marzo de 2022

Hacer el bien en conciencia del mal

 

Leibniz se pregunta ¿el mal existe, en realidad?, Sócrates decía que no, era irónico. Leibniz es conocido por la teodicea. Existe el mal con permiso de Dios dice él. ¿qué es el mal? Las guerras, las enfermedades y las injusticias, vienen del dolor sin culpables. Sufren el mal los inocentes. Nuestro autor quiere comprender cómo existe el mal en un mundo creado por Dios. Él dice que no ponemos atención a la relatividad del mal. Somos hipersensibles. No percibimos adecuadamente. Creemos que es bueno estar sano hasta enfermar. Pero racionalmente en una balanza los momentos en donde todo marcha son muy superiores respecto de los que no marchan. El problema es la anticipación de un problema. Es mucho mayor el tema de la percepción y del manejo del estrés. El mal es producto del mental y de cómo lo vivimos. La relatividad del mal es que no estamos atentos a lo que pasa. Los que pasaron un mal en conciencia se vuelven más despiertos para aprovechar la vida. Vivimos y Voltaire ironiza el pensamiento de Leibniz de creer que el mal no existe, es para él condición de acceso al bien. Al vivirlo podemos percibir el bien y el sentido verdadero del bien y del mal. Pero está mal de creer que debemos fracasar para sentir las causas del mal, lecciones de aprendizaje… Quizás es un problema de percepción, como la vida y la muerte mismas, parte de un todo y de las dimensiones existenciales. Constatamos la doble cara del mal, el sufrimiento y el aprendizaje a través del tiempo. Podemos elevarnos y percibirnos en términos de evolución para enseñarnos a hacer el bien. Se trata de corregirnos, de corregir nuestro comportamiento y avanzar. Se tratas de salir del error en conciencia, sin reproducir el error. El error es humano y perseverar en el error es diabólico. Se trata de conciencia y reconocimiento. No se trata de ponerle el sombrero a Dios. Somos creados imperfectos y el mal es para empujarnos hacia el bien. El mal nos permite perseverar hasta lograr el bien. Los hombres creamos el mal y podemos liberarnos de él. La experiencia del mal es para conocerlo y evitarlo. Es verdad que nos toma tiempo comprender e ir más allá del mal. Buscamos no reproducir el mal. Como decía Espinoza todo es causa y efecto, acción y reacción, fases de la misma pieza que debemos trascender. Debemos valorar el bien y no dejar existir al mal y necesitamos de una buenas estrategia, ver al mal para concentrarnos en el bien y comportarnos en él y avanzar en nuestro camino en esta tierra en conciencia.

 



Vernos en el espejo, aceptar errores en conciencia y hacer el bien con el otro al centro

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