Perashá Tsav
6:1 Y le dijo el Eterno a Moisés:”Ordena a Aarón y a sus hijos, diciéndoles:Ésta es la ley del holocausto. Permanecerá encendido sobre el altar toda la noche hasta la mañana, con el fuego ardiendo. Y el sacerdote, vestido de túnica de lino y calzones de lino sobre carne quitará las cenizas dejadas por la combustión de los holocaustos y las pondrá a un costado del altar. Se quitará su vestimenta sagrada y se pondrá otra para llevar las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio.
El fuego siempre encendido es unión con Dios y las tareas que nos ordena, mantener siempre el vínculo y realizar tareas específicas de ayuda. El respeto en la vestimenta acompaña dichas tareas y nos ayuda a definir nuestro papel en el mundo. Cambiar de vestimentas nos hace flexibles y otorga división de espacios y labores. Ahora todo sacrificio se transforma en rezo y en el concepto de aprender a ceder a favor de todo otro, es nuevamente conexión divina, interior ya que llevamos dentro esa chispa y exterior, aprender a ceder a favor de todo otro. Estos dos aspectos juegan en nosotros y debemos reconciliarlos como tarea cotidiana de vida.
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