Es actual y contemporáneo este concepto que nos
aleja de nuestro objetivo de vida: tele, deporte, juegos, zooms incluso
culturales, son males modernos que nos alejan de nuestra verdadera tarea en
este mundo. Pero no es sólo de hoy este exceso, este problema, necesario y
superficial, mantener al pueblo entretenido pero nos evade. No sabemos
descansar en un cuarto dice Pascal en un descanso que se opone a la agitación,
ausencia del alma. Habitamos un mundo en transformación constante. No debemos escapar
del movimiento, pero hay interacción. El espíritu nos mueve y muchos no pueden
alcanzar el vacío mental. El cuerpo se desocupa y ponemos en acción al
espíritu. Completamos tareas y seguimos, conscientes de movimiento y no. El
pensamiento no es necesario cuando el cuerpo se mueve. Cuando el cuerpo se
detiene, se buscan ocupaciones mentales. La vida no es eterna y las carencias
nos mueven a la acción. Vivir para un día morir nos desgarra y es la angustia
del absurdo del hombre. Realizar y morir suena absurdo, pero aunque no viviremos,
dejaremos para otros y ahí debemos de limitar ese divertirse que desvía la
angustia de la muerte. Olvidamos lo que somos. Somos mortales y no debemos
olvidar. Estamos en camino hacia la muerte y no se vale olvidar y no cumplir
nuestra misión en la tierra dice Levinas. Por eso desconfía del arte que puede
evadirnos. No vinimos a eso. Es parte de la vida ese desfase de diversión pero
podemos limitarla. Limitar es buscar métodos sanos de reposo como la meditación o relación.
Entre el reposo y la acción escojo la acción para godo otro y mi descanso es meditación enfocada en la futura acción
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