Grace Nehmad

lunes, 1 de marzo de 2021

‘Il y a’ o hay en Levinas, la razón del otro como responsabilidad

 Il y a o hay en Levinas, la razón del otro como responsabilidad

En la guerra Levinas escribe su primer libro independiente sobre lo que es o existe, ese ser impersonal, el sentirse solo y el silencio que es una concha vacía de ruido, no hay nada, es moverse de la existencia al existir como el título de su libro lo indica.

Il y a en el análisis de Heidegger es lo que hay, revelar al ser. Para Levinas es diferente, es opuesto, es impersonal, es ruido de toda negación de ese ruido, il y a persiste y no es del ser, es de la nada, es existir y no existencia, es experiencia del horror del vacío que vivió en la guerra, angustia. Se publica en 1947 este libro.

Se trata de experiencias próximas al insomnio y no se puede salir de la vigilia que es objetiva y absorbe la conciencia. Es vigilancia. La muerte es imposibilidad de la nada y no es música para.

Otros le llaman el fuera. Como un cuarto donde fuera pasan cosas, el murmuro en Blanchot y no se llega a fin. Su obra es psicológica, del alma y es inversa a esa nada. Lo que está en juego es el ser. Es ese ni ser ni nada y Blanchot le llama desastre, como cuando el ser se desata de una estrella. Es obsesivo.

Levinas también habla de la fatiga, de la flojera para mostrar la retención ante el ser en ese il y a.

El hay que se designa con el dedo es una dominación y pasa, aparece, el ser se ata a ello.

Hipostase es pasar de la nada a esa atadura, es liberarse. El yo que existe está lleno de escombros, de preocupación. Deposicionarse de ese estado sólo se logra en una relación social con el otro y la responsabilidad que me genera esa relación ética. Es lo único que nos salva de ese vacío, es relación social y no es del saber prioritario como en Husserl y Heidegger. El saber de totalidad de la filosofía no es lo que salva. Ni la verdad, ni la edad de comprender ni el poder, es someterse al otro que se vuelve mi amo en una relación asimétrica de responsabilidad ética.



Buscar siempre al otro, aunque sus colores nos parezcan la nada


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