Grace Nehmad

domingo, 14 de marzo de 2021

El otro levinasiano en filosofía de la calle

 

En canal encuentro de Darío escuché estas ideas de Levinas, sus conceptos y metáforas revitalizadas al salir del libro a la calle, es muy interesante y me deja en gran reflexión. Darío busca la filosofía de la calle, el por qué en casa y en un río y sobre todo con el otro en la ciudad en este caso. Darío busca apropiarse de los conceptos de los grandes filósofos y llevarlos al cotidiano para invitarnos a reflexionar fuera del sentido común establecido, emanciparse. En este caso el viaje es a través de totalidad e infinito jugando con el ausente en la filosofía occidental según Levinas. Puedo conocerlo o al abordarlo lo pierdo.

Es tratar de entender nuestra relación con otros. ¿Pero sabemos qué es otro?, no sabemos definirlo, ¿cómo expresarlo?, ¿qué es, a qué me refiero?, es quizá lo que no soy, lo que me excede.

Se trata el otro de otros posibles, vínculos afectivos, relaciones cercanas o nacionalidades, es lo diferente a mí y la gran pregunta nos dice Darío es cómo me relaciono porque hay conflicto siempre y normalmente lo obligo a ser lo que no es. El padre supone un modelo de realización personal, ¿cómo liberarnos sin romper relaciones?. Defino que es otro porque es de una alteridad irreductible, exterioridad, paradoja de la otredad, más le quito su otredad y su diferencia en el camino de relacionarme con él. Quiero encajarlo y no lo respeto, me vinculo y deja de ser otro, pierde su singularidad. Levinas queda traumado con la experiencia de los campos de exterminio en donde el otro desaparece. Le molestaba que lo degradaran como filósofo y que lo comprendieran sólo como judío y separó ambos aspectos en sus publicaciones. Ello me parece como la idea de dos otros en uno mismo y quizás también tenemos muchos otros dentro y nos vinculamos a ellos de diferentes maneras. Comprender nuestra aproximación al otro nos ayuda a la propia integración me parece.

Algo total está cerrado y su propia verdad es única. Hacemos de sí mismo el todo y el resto lo excluimos. Ese resto es infinito para Levinas. Descartes decía que el infinito es lo que me desborda. Pero somos finitos y cómo lo pensamos, es otro que me saca de mí mismo. Trato de domesticarlo y esa diferencia me interpela.

Preconcepto del otro, prejuicios de nosotros, errores, somos persona fuera y dentro, trabajo, lugares, número, nos invisibilizan en un rechazo normalizado y excluyente. Al excluir lo de adentro que no es social cortas al otro.

La metáfora del rostro de Levinas, es interesante dice Darío porque el rostro se nos acerca y es inalcanzable, está radicalmente lejos y genera en mí algo diferente. Hay alguien detrás del rostro que vive y solicita. La debilidad lo caracteriza, su vulnerabilidad, es el extranjero, no tiene patria, no es parte de lo común ,es débil siempre y ejerce un poder sobre mí. Mi responsabilidad ante él es infinita. Debo destruirlo o defenderlo y para Levinas es más importante priorizarlo y abrirme a la otredad. El otro viene con su singularidad y lo desotramos. Nos confronta con un dilema ético, viene a pedir y molesta. Me exige tener que pelearme con mi propia singularidad. ¿Le das tu comida o no?, ¿a quién priorizas?, ¿soportas al otro o aprendes de él?

Una idea clave que propone Levinas en estas decisiones es la de hospitalidad, estar siempre abierto a lo que el otro necesita, el otro va primero, es su prioridad.

Por último, nos habla Darío de la metáfora de la caricia en Levinas que dice que aproximamos a través de ella al otro que es pareja, hijo, animal y no hay deseo de por medio aquí. Se trata de comprender en distancia que descubre en misterio, es reconocimiento. Con esto podemos acercarnos y no desotrarlo y salirme de mi y que sea el otro siempre prioritario.

Me quedo en gran reflexión, ciertamente podemos poner en práctica estas metáforas levinasianas en todas nuestras relaciones, pero es verdad que logramos bien poco aún y poco sabemos priorizar al otro sin desaparecer nosotros mismos. Es aún mi eterna pregunta, lograr dar siempre como prioridad y conservar un cierto yo que siga siendo capaz de dar en autoconciencia.


Dar en explosión de color y autoconciencia

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