Levinas y Bergson
y el tiempo
Bergson es fiel
a su obra y en fenomenología la idea de Husserl está en Bergson quien lo llamó a
Francia, lo hizo escuchable, fue mensajero del tiempo como homenaje y deuda
poco estudiada.
En Bergson y en
Levinas hay una misma tradición cartesiana de la obra metafisica contraria a la
idea moderna anclada en la filosofía griega es la del cogito cartesiano, fuente
cartesiana y obsesiva de la filosofía que avanza diferente que la ciencia. Es
la duración para Bergson y el otro para Levinas se dividen ahí se dividen en
exterioridad e interioridad.
Estos dos filósofos
tienen un mismo rechazo y proyecto al aspirar a Descartes y no a la propuesta griega
dell alma más allá del mundo sensible presente.
Es el tiempo
cartesiano del cogito el que ellos sostienen y se bifurcan en interioridad de
la duración y exterioridad del instante del otro para Levinas.
Para el pensamiento
griego el alma va más allá de la idea. Para Descartes el mundo sensible del alma
no es más que ideas, es lo que ves. La modernidad tiende a atraparse en lo
griego, Bergson sale de ello a través de su concepto de la duración metafísica
de las ideas y Levinas a través del otro.
Elevar al alma
es deseo de lo perfecto alma en Levinas y tiene dos posibilidades totalidad o
infinito. El sistema del otro o del yo son dos caminos. La filosofía se
compromete y no puede entenderse diferente desde lo griego. Dos caminos se ven
en Bergson y Levinas y ambos critican la metafísica moderna, la ilusión de la
nada y de la forma que debemos combatir. La idea de que la nada precede al ser,
es ilusión de forma más en lo estático que en movimiento, más en el tiempo que
en la forma. Levinas busca alcanzar al ser a partir de la nada en la alteridad,
es la identidad del otro y no la mía. El inmediato es forma y devenir. No
dejarse asimilar por la experiencia. Sincronizar los momentos. El tiempo es más
que un instante. Es suma de instantes. La ilusión del futuro no debe
absorbernos, es no caer en ella y volver al presente de la creación.
Bergson y Levinas
parten de Descartes en el cogito, en sus meditaciones, contra el pensamiento
griego y luego se bifurcan. Duro entonces soy es el cogito bergsoniano.
El tiempo de Descartes
es sucesión de instantes y está constantemente amenazado de fragmentarse. Pasarse
del cogito en permanencia en el tiempo es llegar a Dios. En Descartes el ego se
recarga en lo superior a él que es Dios. La creación es continua. Que Dios
recomience su acto creativo sin cesar, se renueva en la conservación. Intuición.
Esta realidad no es suficiente para sí misma. Es cogito en la duración y se
sostiene a sí misma en Dios. La duración es sustancial. Crear no es conservar.
En Levinas es
sustancial en el yo con Dios, es sustancia que piensa y de otra manera no hay
otro. Descubrir al otro se da en un segundo momento, la relación es temporal. El
tiempo abstracto y concreto está aquí en juego. El instante domina por excelencia
y es el presente, es el yo asumido, delimitado. Y cuando entra el otro es en
dos instantes para Levinas y se trata de una duración en exterioridad. En Bergson
el tiempo del espacio es compenetración personal, es espacio ideal, es interior
y para Levinas es exterioridad. El tiempo en ambos es diacrónico y discontinuo,
suma de instantes se excluyen unos a otros. Este interesante análisis lo he parafraseado
de Camille Riquier en El tiempo y el otro: Bergson entre Descartes y Levinas.
Me parece muy
interesante el lograr atrapar al tiempo como concepto o acercarnos a ello en
Levinas y Bergson. La idea de duración y cómo se puede captar en Levinas en ese
segundo instante. La diferencia de esa preponderancia del mundo sensible que empieza
con Descartes en el cogito. Me atrae porque es romper falsas ilusiones y
concentrarme en el ahora y el ahora para el otro con más fuerza en Levinas y en
Bergson también esa interiorización muy válida me parece y cualitativamente
diferente a la búsqueda del ser Heideggeriana. Es como dice Levinas escapar de
las ilusiones totalizadoras y desde la apertura entrar en el infinito del otro.
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