Grace Nehmad

lunes, 15 de marzo de 2021

El tiempo y el otro en Levinas

 

El tiempo en Bergson, Aristóteles y Einstein nos llevan a Levinas y el rostro

Para Aristóteles el pasado pasó y el futuro no es, no existen, el ahora es el instante que no se mueve, es congelado y no dura. Es un punto arbitrario y no tiene duración. El ahora divide al antes y después y divide el tiempo en segmentos arbitrarios, pero no la realidad, es división infinita de la extensión finita. El tiempo lleva registro, es medida de movimiento y no el movimiento mismo. El tiempo es medida que el alma realiza, conciencia, mente activa, registra lo anterior y lo de después, registra los cambios. Sin humanos todo se mueve, pero nadie lo registra en cambios diría Aristóteles.

El tiempo no es ahoras, La permanencia del ahora es el límite entre pasado y futuro. Ahora es el mismo cada vez. Si ahora coexiste con otro ahora ya no es posible, es más bien concatenación, es presente en ahora, se produce a cada instante.

El mundo ideal atemporal escapa a nuestro entendimiento y nuestros sentidos son limitados. Podemos percibir y comprender y contemplar y reconstruir el mundo sensible. Lo eterno es película, es infinito. El tiempo es cíclico para Aristóteles. Tiempo pasado es el registro de un momento. Imagen y no controlas, inferimos, es aproximación. El tiempo es la medida del cambio.

Bergson en realidad no menciona a Aristóteles directamente y no se contraponen, el tiempo es medida y movimiento del antes y después como medida y su registro se da a través del alma para Aristóteles.

Bergson separa el tiempo de la física del tiempo real. Busca la duración real de la vida, sí critica a Kant pues el tiempo no es a priori para Bergson ni homogéneo y la sucesión es novedad para pues no es sujeto como concepto como en Kant que perdería la vida misma en su aproximación.

Bergson y Einstein difieren pues para Einstein no hay simultaneidad en el universo, no hay ese tiempo de los filósofos Bergsoniano, es lo medible. La física mide y lo real no importa. Estamos debatiendo entre duración y simultaneidad. No funciona ese relativo dice Bergson. Einstein habla de un tiempo relativo y no hay simultáneo.

Bergson se centra en un ahora que fluye y dura y movimientos sean medibles o no, son cambio. Su postura es interesante y a diferencia de Aristóteles, el tiempo ya no es de sustancias fijas, es cambio constante y de ahí se hace posible la libertad humana.

Entonces llegamos a Levinas en dónde esa duración Bergsoniana se aplica al otro y el instante uno es del Mismo y el instante dos del otro que nos abre su misterio y su infinito. Quizá sería una duración relativa al alma del Mismo bajo la mirada de la duración infinita del Otro. El rostro me extiende una duración infinita y abre mi tiempo a un nuevo tiempo infinito por descubrir. Es tiempo que se despliega en mi tiempo finito y lo multiplica de manera real, vivencial.


Priorizo el tiempo del otro y al dejarlo pasar, abro mi infinito

No hay comentarios:

Publicar un comentario