En Florencia todo se ve diferente y a pesar de todo tengo sueño y lloro mucho porque la vida es muy difícil y creí que sería más fácil después pero parece que más bien se va poniendo peor y lo único que persiste es la necesidad generalizada de la absolución, de encontrar un mundo mejor, dentro y fuera la paz. Nada de eso acontece, sólo piedras frías en los pies descalzos, un verso que escribí en mi juventud. Aprendemos a viajar por el mundo de manera más abierta y condescendiente. La luz pasa y también la oscuridad y es lo que nos vaya tocando para crecer y aprender. Lo más importante es quizá, hacer las pases con la propia historia, saber esperar y dejar pasar.
Ir por arriba de las piedras frías
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