Todo este trabajo de Totalidad e infinito, nos dice Levinas, buscó la trama lógica del ser en sus relaciones sociales. Buscó la identidad interior del ser y no el designar al sujeto desde fuera, señalándolo con el índice. De ahí se da el pasaje lógico del Mismo al Otro. Ello se logra con la mirada desde fuera hacia dentro, de lo convexo a lo cóncavo. En su trabajo, Levinas explora las condiciones de este cambio, de la idea del infinito desde la mirada, en un frente a frente.
La verdad del ser no es su imagen, es su rostro que en su esencia viene desde arriba y me sacude para salir de la violencia, me despierta y compromete a responderle. Esta relación de altura, nos dice Levinas, hace posible el pluralismo en una sociedad.
Me inspiran estas palabras de Levinas y pienso que debemos regresar a él a cada paso, a estos conceptos y búsquedas para aplicarlos en nuestras vidas en un cotidiano existencial. Es complejo, todo un reto, porque el otro se impone y abusa de diferentes maneras, no escucha y pasa por encima de todos. El esfuerzo en nosotros es escucharlo profundamente y responderle sin por ello dejarnos abusar, los límites deben ser muy claros y debemos ser capaces de marcarlos con claridad. Paso a paso y crecer desde ahí. Por poder ayudar más y mejor a todo otro sin por ello destruirnos y perdernos en el camino. Es todo un reto. La revisión interior me parece determinante, para aprender a crecer juntos.
Vista desde la Galería Uffizi en Florencia. Abrir el infinito en el rostro del otro
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