Hoy fue un día muy hermoso en Florencia y me gustó mucho ir a la academia de dibujo. Dibujamos por horas y eso es muy bueno. Llegué tarde a casa y eso se siente algo desfasado. También pensar que mi hijo se fue de la casa y me quedo sola a mi regreso me da nervio, el cambio me impone y no me puedo concentrar tanto como quisiera en Florencia. Tampoco pude concentrarme en recibir la Torá estando fuera de casa. La fiesta se pasó sin mí. Me parece que debo descubrir mis nuevas fases y aprovecharlas estando aquí. Ya regresaré a casa a retomar mi vida. Hay tiempo. Eso es lo que va sobrando en esta nueva fase y los demás no estarán ahí, será muy solitario, tan acostumbrada a la gran actividad y ocupación, y llena de gente, todo cambia y debemos adaptarnos paso a paso. Siempre he estado muy ocupada y sigo así pero tuve a mucha gente cerca, ahora están un poco más lejos y eso no es fácil porque no quiero ser demasiado intensa con mis relaciones. Puedo llegar a serlo y eso no ayuda nada. Se pueden agobiar. Son muchos equilibrios que cuidar y al no encontrar la salida, es mejor regularme y disciplinarme. Creo que debo descubrir las nuevas ideas que me ofrece Florencia esta vez y abrirme con fe y paciencia. El otro estará listo para mí en su momento. Debo formarme en calma y aprender de esta nueva experiencia como viene. De entrada, hoy redescubrí mi capacidad de dibujo de bodegones, me entusiasmó. Recordé a Cézanne, volver a la academia y estructura siempre. Redescubrirme autodidacta y profundizar en ello sin miedo a esos espejos y a la soledad.
Gustó mi línea muy libre y expresionista
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