Estoy en un lugar muy agradable y pienso en mi recorrido. Ordeno mi comida y medito. Vine a Florencia a hacer esa reflexión pero no parece tarea sencilla. Pocas cosas cuadran en mi vida, nada se explica. Me siento muy bien aquí y el tiempo es pausa. De por sí aquí viven muy diferente, más lento y quizás así logran ser más precisos y verdaderos, y en la escuela de arte y lenguas, más. Alrededor de mí, en México, puras preocupaciones y problemas. Todo es un problema. La vida es problema. Aquí en cambio, la vida es camino y solución. Para mí lo único importante es pintar y escribir. Estoy cansada de que nada marche afuera y todo marche dentro. Me gasto en tratar de explicarme y relacionarme. Nada logro, sólo sentirme devaluada. Aquí en cambio, todo es espontáneo. Los maestros y alumnos son increíbles. Amo estudiar la lengua y no sé cómo enfrentar mi mundo tan cerrado a mi regreso. Parece que mis hermanos están muy enojados conmigo. Mi hijo está descubriéndose y mis padres muy lindos, envejecen. Me preocupan mis relaciones sociales en general, porque la gente no parece verdadera en México. Ya hice todos los recorridos y ¿qué quiero ser? Exactamente ésto. Lo malo es que no logro cuadrar el dentro-fuera. Quizá sólo debo aceptarlo y seguir. Esta vez, no estoy tan interesada en los lugares típicos de Florencia y más en pintar y escribir y gozar la experiencia.
Gozar la experiencia y pintar y escribir
No hay comentarios:
Publicar un comentario