El tema de la primavera es universal y sin embargo hay diferencias de lugar a lugar y dan perspectivas diversas de vida. El concepto es sobre el clima y todo gira alrededor de ello. Hay promesas que nos dan confianza y nos dicen que todo irá bien y pasará para bien. Sólo tenemos la seguridad del instante y necesitamos valor para retomar acciones y actividades. Los nuevos ciclos nos asustan. La repetición es central para la existencia, nos dice Kierkegaard y es un reto permanente. El judaísmo nos da buenas pautas de vida. Es un efecto del comienzo que en verdad es recomienzo. Se llega a un tiempo que se repite pero al renovarse ya no se repite todo y lo singular nos retoca con amor. El tiempo se invierte y ya no se repite sin límites. Al autor le dan miedo el fracaso y el aburrimiento y es un camino hacia el desarrollo del ser. Hay desesperación en él y pienso que necesitamos reconstruirnos desde nuevas habilidades e interpretaciones existenciales. Las intenciones de lo que hacemos y recuentos son muy importantes. Resoluciones nuevas nos esperan desde la primavera existencial y tomar cartas nuevas en nuestras vidas para nuestras acciones. Repetir y la disciplina me parecen un pilar existencial que ya es en sí un camino de vida. Claro, desde las actividades sanas dentro y fuera. Como hombres modernos podemos repetir tradiciones y renovarnos en intenciones y elementos que se compartan en igualdad. La pregunta es cómo mejorar socialmente y replantear el compartir en recreación, debemos avanzar nuestras transiciones y pienso que juntos podemos conseguirlo.
Cambios de piedra nos empujan en unión
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