Simone de Beauvoir nace en 1908 y es la primera
feminista, el corazón de su análisis es una visión más extensa del
existencialismo. El feminismo diferencialista viene después y es en cierto
sentido opuesto al feminismo inicial que propone Beauvoir y hay diferentes
perspectivas en el espectro de estos extremos. La autora del segundo sexo tomó
conciencia de su independencia después de la guerra ya que su familia quiebra y
no pueden asumir su nido. Su situación social cae. Ella y su hermana trabajan
duro para sobrevivir y seguir en su clase social. Esta ambición de reconocimiento
como un hombre la empuja a crear su filosofía. Se encuentra a Sartre que es
guía y compañero. Su visión existencialista se arraiga desde la idea de Sartre.
El ser humano construye su esencia y su identidad con sus elecciones y su
humanismo. Un objeto tiene un creador que primero lo piensa y su creación
responde a un objetivo y a una función que determina su esencia. Señalar su
esencia es justificar su existencia. Se crea con una función anterior. Pero
para el hombre es al revés y la existencia precede a la esencia, no tiene
esencia predeterminada y se la construye en su existencia. El autor del sentido
de vida es él porque inventamos nuestro destino. El destino de un objeto es su
objetivo, pero el hombre escoge su destino y dónde y con quién quiere estar.
Nosotros encaramos nuestro proyecto existencial. Las opciones existen y no
estamos condenados a seguir donde la vida nos puso, para el existencialismo no
hay determinismo social. Le critican a Sartre ser máscara burguesa. Pero los
existencialistas creen que podemos ser diferentes que los objetos y decidir
empoderarnos y no ser víctimas. Decidimos nuestro proyecto y conciencia
existencial. ¿Qué relación con el feminismo?, si definimos nuestra esencia es
lo mismo para el caso del feminismo y en lo femenino y lo masculino, no
existen, los creamos. Nada es inalterable y no hay una esencia atemporal
femenina. Beauvoir rechaza esta idea. El diferencialista considera que sí hay
características de cada sexo, pero rechaza la dominación masculina y que las
diferencias empujen a la devaluación femenina. Esta idea sostiene que lo
femenino es deseable y diferente pero no debe ser dominado, sino respetado y
enaltecido. Ello entra en conflicto con la libertad que propone Beauvoir sin
ataduras. Al sostener características naturales femeninas se pone a la mujer en
desventaja para Beauvoir. Considero que es complejo el debate porque en estos
extremos debemos escoger nuestro camino. No estoy de acuerdo con naturalizar y
condenar roles sociales rígidos, pero no estoy de acuerdo tampoco con perder
nuestras diferencias que son brillo que nos hace únicos. Debemos emanciparnos y
escoger, pero también reconocer nuestras virtudes y defectos y superar éstos
últimos poniéndonos al servicio de todo otro. El centro otra vez para mí, está
en una filosofía levinasiana que nos otorga libre albedrío para ser rehenes de
todo otro y asistir al rostro que nos interpela en amor.
Soy con mi brillo y peculiaridades para en libertad
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