Para Sartre y Merleau Ponty el objeto habla y
entra en nuestra conciencia transformándonos. Lo visible y su alusión nos
influye y se sostienen entonces la visión y lo invisible. Te atas a lo visible
y debemos también analizar lo invisible como la mirada. El acercamiento es desde
los puntos que nos miran que son varios y es fenomenológico para Merleau Ponty.
Para Sartre la mirada está en el ser y habla de la vergüenza relacionada con la
mirada. La mirada del otro se constituye en una sensación desagradable de pena
y eso te llega y golpea. Como humanos miramos y damos nuestro juicio en
conciencia. El sujeto se transforma a través de la mirada. ¿dónde se encuentra
la mirada? No son sólo los ojos, es el viento en las hojas que interfiere en mi
curso de vida y lo sacude. De ser visto desde todos los puntos pasamos a una
sola mirada que se materializa. Para Lacan esa mirada está en el campo de lo
otro que no es alcanzable. La mirada es diferente al otro. La mirada es también
deseo del objeto que nos influye. A veces es trampa que divide. Para Lacan la
mirada divide. Para Sartre y Merleau Ponty está en la conciencia y para Lacan no,
es división entre el sujeto y lo que le falta y se siente dominado para esa mirada
que lo somete. La mirada para mí es todas estas opciones juntas, es
exterioridad y un buscar aprobación del otro o de lo otro, signos y señales que
nos completen, que empujen nuestro desarrollo. Sin embargo, n todas las miradas
nos ayudan y a veces nos limitan. En especial si buscamos evadirlas y
superarlas. El otro y su mirada nos diría Levinas, están para atenderlos y
sanar sus carencias y no debemos acercarnos a lo exterior para cubrir nuestras
carencias y deseos personales, sino para aportar y ayudar. La mirada del otro
nos sacude pidiendo ayuda y debemos de acudir centrados en el otro y no en
nosotros mismos. La mirada del otro y de todo lo otro es una oportunidad de
desarrollo en el dar.
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