Escapamos del vacío. No es necesario poner el acento
en los objetos. El objetivo es ordenar y ponerse objetivos. Buscamos y ello se
relaciona con los objetos, pero es lo inverso, no escapar a los objetos.
Tenemos tiempo y qué hacemos, desde dónde escapamos del vacío sin rechazar a
los objetos. La razón es celebración y estimulación. Debemos experimentar el
vacío y es la esencia de la meditación, estar tranquilos. No se trata de buscar
la nada en nuevas tareas. Confrontar la ausencia de objetos genera tensión y
eso nos asusta, no ser nadie. Creamos estrategias para escapar y compensar los
vacíos hasta acceder y seguir los propios flujos existenciales.
Quizás hacer vacío es hacer el todo. Hacer el
todo es ir a lo completo. El vacío es muchas cosas y debemos precisar la situación
verbal como diría Valérie. El vacío evoca ausencias y no es la nada que se
destruye a sí misma. Si pensamos en la nada ello nos lleva a llenar y a hacer
desde que la pensamos. Vacío es vacuidad y si no es la nada, es algo, es quitar
todo y dejar el vacío ahí. La diferencia para nosotros estaría en que la nada es
sin nosotros y el vacío es ausencia. Hacer vacío es quitar toda materia y
permanecemos nosotros en el escenario observándonos, recreando ausencias. Podemos
decir que el vacío en este sentido se aproxima a la nada y es lo que más nos
asusta porque en el vacío aún existimos y en la nada en estos términos, ya no.
No queremos desaparecer y tememos que el vacío nos trague arrastrándonos a la
nada. Levinas nos llama a actuar asistiendo a todo otro para evitar esa nada,
ese miedo. Pero quizá podemos dar entrada a nuestros vacíos para también
ponerlos al servicio de todo otro, atrevernos a vivir las pausas necesarias,
los silencios que nos permiten vernos en perspectiva y ayudar más y mejor a
todo otro desde la perspectiva que dejó entrar silencios para después actuar.
Actuar sin freno es obsesión de acción que tiene impresa en su rostro una
patología y está lejos del vínculo real con todo otro y con el centro del ser. El llamado al equilibrio debe despertarnos y no entrar en locura de acción que busca escapar vacíos. Actuar siempre con el otro al centro, pero desde el equilibrio que también permite ausencias y terrenalidades que a menudo nos cuesta trabajo aceptar.
Los colores de la nada, son materia iluminada para aterrizar silencios y acción en amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario