Adán y Eva y su mito de pecado original, es
realidad para muchos pero aquí se revisará como explicación estructural laica de la existencia humana. Adán es creado de la tierra, del polvo y Dios sopla en su
nariz. Es el masculino de la tierra, simbólicamente es opuesto a la tierra y
sus recursos que va a explotar. La tierra es femenina. Adán es hombre genérico y
comprende al género humano, hombre-mujer, son ish e isha en hebreo. Adán es totalidad
que contiene las dos polaridades. En el origen son creaturas únicas y cortadas
en dos por Dios. En el jardín del Edén el tiempo no existe y ellos tienen todo sin
trabajar. Se les prohíbe el árbol del bien y el mal y se les advierte que morirían
si comen. La serpiente le dice a Eva que no morirán, pero sabrán. Y al comer Adán
se da cuenta de que está desnudo y tiene vergüenza y se esconde. Dios se da
cuenta que comieron por la conciencia de Adán y los expulsa del paraíso diciéndoles
que él ganará su pan con el sudor de su frente y ella parirá con dolor. La
serpiente será el ser más bajo de la tierra, condenada a estar en el polvo y la materia. Ellos
son condenados al dolor y no a la muerte. El trabajo comienza en el mundo de
reproducción y es con dolor para producir y perpetuar el ciclo vital. Ahora
conocerán la muerte, la materia y el tiempo. La expulsión los hace conocer la
experiencia de la muerte. Ellos son condenados a trabajar y al tiempo ya fuera
del tiempo eterno. El tiempo los matará y los hará sufrir. Baudelaire en su
poesía habla del tiempo que es muerte y nostalgia, angustia y conciencia. Adán
y Eva caen a la materia y se les da vestimenta de piel. Fuera del tiempo no
hay angustias. El hombre pleno se degrada y ya se separa del centro de su ser.
La vergüenza nos viene con la conciencia de la mirada del otro y representación
de sí mismo a través de esta mirada que nos divide. El ser dividido es
conciencia, representación y culpabilidad. Antes la ignorancia del bien y del
mal era del significado de estar desnudo y de la carne y el espíritu. El imbécil
es estar sin conocimiento y no le hace falta, es simple y no se avergüenza. En
la dualidad nace el gusto del fruto. La evidencia pura es
curiosidad ingenua. Para Rousseau en este Estado no hay dualidad ni maldad y en
el Estado civil nace la representación. Ser simple de espíritu está en el
Estado de naturaleza y se complejiza a través de la bifurcación que lo
compenetra en el mundo mental. El pecado fue romper esta simpleza y de llevar a
la ruptura y separación, dualidad. Se rompió la unidad y entró la distancia al
mundo. La inmediatez se pierde y se fragmenta. La unidad de inmanencia pura se
rompe y este mundo nos lleva a regresar a ella en conciencia. La dualidad es
posibilidad del bien y del mal. El libre albedrío nos da estas posibilidades de
elección. La prohibición nos atrae siempre, el mal es quizás la posibilidad de.
La unidad es Dios y la pluralidad nos aleja de lo divino. La posibilidad es libre
albedrío y es posibilidad de juzgar y de producir las consecuencias de nuestros
actos libres. El real reacciona a nuestras elecciones que comprometen nuestra
libertad. Adán y Eva eligieron y quisieron hacer la experiencia de la materia
en responsabilidad. Las consecuencias de mis acciones en el mundo están
relacionadas con el principio de causalidad y racionalidad. La posibilidad del
mal es ya el mal y podemos reorientar el mal y no sufrir las consecuencias. El que
hace la sombra de Dios es el diablo, es copia en Platón del mundo sensible de
las sombras. El que tienta es la serpiente para vivir esta experiencia de
conciencia del mal a través del dolor y la curiosidad es la atracción de salir
de nosotros mismos. La curiosidad es dinámica y la que hace entrar a Adán y Eva a
este mundo para tratar de regresar a lo eterno en conciencia con el precio de
la libertad con sufrimiento y trabajo y dolor. El pecado original Adán y Eva es representación estructural y no
son culpables ni inocentes, quisieron salir de sí mismos para asumir su libre
albedrío. El trabajo es paciencia necesaria para regresar al paraíso. A través
del Estado civil está la lucha para regresar al Estado de la naturaleza. El feto se
separa de la unidad de la madre para sufrir y en conciencia regresar al todo.
El sufrimiento de Adán y Eva era necesario para vivir la historia de la
humanidad, es pecado estructural que precede el aprendizaje. Dios no se enoja
ni amenazó quiso prevenir ese árbol y advertir. El orgullo debe confrontarse para
ser perfectibles y experimentar y corregirse y aprender. No somos pecadores,
somos culpables de ejercer nuestro libre albedrío.
Me parece muy clara esta explicación y verla
así de manera laica pues independientemente de lo que cada uno crea, nos ayuda
a aclarar nuestra responsabilidad para ejercer el libre albedrío y elegir.
Levinas nos diría que nuestra realización existencial está en el rostro del
otro y entonces nuestras elecciones de vida deberían de ser tomadas para
asistirlo en conciencia y en amor, en responsabilidad para así lograr el retorno deseado.
El rostro del otro, elección de acción y retorno
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