Un
estudio de caso imaginario, la vida de Luisa
Luisa despierta
y se apresura para llevar a los niños a la escuela. No sabe pensar en los
horizontes de sus hijos, sólo algo le enseñaron a pensar en el propio. Qué
quería ser y dónde estaban sus habilidades, sus fuertes. Estudiar psicología le
ayudó mucho a ver por sus hijos que ahora ya van todos a la escuela, pero en
realidad sólo alcanzó a pensar en sacarlos adelante como pudiera. Nunca se le
ocurrió pensar en el horizonte de su marido, en sus aspiraciones. Se trataba de
resolver los días y era muy buena en lo que hacía, pero en su casa no logró
aplicar lo que aplicó en sus terapias. Después, la falta de ingresos
suficientes la llevó a hacerse cargo de una galería de arte y vender su obra.
Le ayudó su formación en psicología para abordar a los clientes y transmitirles
la vida y obra de los artistas que promovía en su galería en la colonia
Condesa. La dueña se aparecía un par de horas al día para reclamar el desorden
y la falta de ventas. Tampoco se le ocurrió pensar en el horizonte de vida de
su patrona hasta ahora bajo la conciencia del nuevo curso que tomaba. Había
grandes huecos en su relación de trabajo y Luisa le guardaba rencor. Era un
buen trabajo y la trataba bien como patrona, era en una zona agradable, pero
estaba lejos de lo que Luisa imaginaba para su propio horizonte de vida ahora
que en su curso de desarrollo personal se lo hacían reflexionar.
Sí pensó en su
propio yo ideal antes, nunca en el yo ideal de su pareja, no sospechó que
después de todas las cargas de la casa, además tendría que haber reflexionado
al respecto. Supuestamente acordaron empezar a tener hijos, casarse, pero en
realidad lo hicieron muy empujados por cumplir con las demandas sociales y las de
sus familias. Además, si algo influyeron en esas decisiones, el divorcio lo borró
todo y ahora, Luisa se sentía haber sido empujada a todo, no haber tenido
realmente la oportunidad de reflexionar ni de ser un ser racional responsable
en pleno uso de sus facultades para decidir cómo se lo inculcaban en su curso.
Las decisiones estaban en realidad dominadas por los padres, por la familia,
por todo otro que sabía más de la vida que Luisa. Su desempoderamiento no le
ayudó a sacar adelante los problemas en casa, la violencia intrafamiliar que
afortunadamente nunca llegó a los golpes (los golpes eran no físicos,
básicamente emocionales y ello era peor en cierto sentido porque se disimulaban
más). Con los golpes emocionales, nadie le creía a Luisa que la vida en casa
fuera una tortura insostenible. ¿Qué hubiera pasado si Luisa hubiera logrado
salir de ese sacar adelante el cotidiano y ver por los horizontes de vida de
todos los integrantes de su familia? y después, más allá aún, ¿de toda persona
que cruzara su camino? Parecía que no le alcanzaba la vida para reflexionar
sobre esos temas, pero tampoco nadie se los enseñó ni consideró que fueran
importantes. Si era importante tener visión era para sí mismo y nunca para ver
por los horizontes de los otros. Si acaso, era determinante resolver las
demandas cotidianas como mujer de la familia y de la casa.
En cuanto a la
gente que trabajó para ella, tampoco Luisa reflexionó en sus horizontes ni en
cómo ayudarlos a conseguirlos, ni para arriba ni para abajo, ni con sus
maestros ni con las personas que cruzaron su camino, se trataba de vendedores
de todo, de trabajadores especializados en cualquier necesidad que ella tuviera
y ni se le ocurría que la ayudaban a resolver sus asuntos, ni les sonreía o
agradecía, se encargaba de pagarles y tampoco pensaba que si no tenía completa
la paga y pagaba la siguiente semana, ello fuera un problema.
Menos pensó en
su perro, adquirido para entretener a sus hijos. ¿qué le gustaba a su perro?
Era también suyo. Le ponía sus vacunas y le daba de comer, eso era todo. Ahora
parecía que el mundo se detenía y ella se detenía a pensar en todos. Influida
por su curso, reflexionaba al respecto, ¿en qué pensaban sus chiquitines y en
qué sería bueno impulsarlos de acuerdo con sus deseos? Ahora su vida era un
pretexto para pensar en los horizontes de otros y ayudarlos. Pero los horizontes
en general parecían algo nebulosos porque la vida parecía clara pero no lo era
tanto. En su curso recomendaban aclarar más pensando en las opciones viables,
no en aquello que resultara muy alejado de la persona, un horizonte se abría en
el siguiente paso del camino de la persona. Claro, también era bueno indagar
sobre esos sueños que parecían locos y distantes porque los horizontes se
materializaban así, tomando en cuenta intuiciones positivas que a veces
parecían sin conexión con la realidad al estilo de los actos fallidos
freudianos. Se trataba de una combinación de factores que la vida nos
aproximaba para ayudar a otros.
Entonces Luisa
se armó de valor y decidió ayudar a todo el que cruzara su camino. Se trataba
de ver si querían o necesitaban algo, de ser más atenta y de modificar su
mirada. Ello le fue dando al pasar de los días nuevas razones de ayudar y
nuevas maneras de hacerlo. Las tareas personales comenzó a terminarlas más
rápido con la idea de dedicar más tiempo a estos ejercicios de vida. Así se fue
conectando con vecinos y amigos, con los planes y sueños de sus hijos y de los
amigos de sus hijos y sus espacios de vida se abrían paso a paso.
El
tiempo comenzó a extenderse y la vida a sentirse más plena. Ya nada le faltaba.
Podía actuar y ayudar, podía comunicarse con las necesidades de otros y
atenderlas.
Vemos
en este breve relato la posibilidad que el otro abre a nuestros pies de
reflexionar diferente pues al pensar en otros y desearles bien nos
transformamos en ser plenos y dadores. El otro logra caminar sus luces y
activar sus sueños y todos mejoramos en unión. El otro es revolución y motor
que va generando acciones positivas en cadena y más si dicho motor se suma a
una lista de pendientes de ayuda a otros realizados de manera cotidiana.
Vemos
como en Luisa todo cambia a raíz del curso sobre la ayuda que puede brindar
para desarrollar los horizontes de otros. Su pensamiento y razonamiento cambian
y se descentran. Percibe sus interacciones con otros de manera diferente, los
valora y se valora. Está de manera diferente en el mundo, con mayor atención y
cuidado a otros, a cuanto le y les acontece. Su memoria se activa, Luisa revisa
su historia personal y la activa para decidir mejor su actuar en el mundo en
tiempo presente. Todo lo anterior seguramente le permitirá a Luisa tomar
mejores decisiones y una mejor resolución de problemas en su cotidiano, para
cuidar de otros y para ayudarlos a alcanzar al yo ideal de su horizonte de
vida.
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