Grace Nehmad

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Un estudio de caso imaginario

Un estudio de caso imaginario, la vida de Luisa

Luisa despierta y se apresura para llevar a los niños a la escuela. No sabe pensar en los horizontes de sus hijos, sólo algo le enseñaron a pensar en el propio. Qué quería ser y dónde estaban sus habilidades, sus fuertes. Estudiar psicología le ayudó mucho a ver por sus hijos que ahora ya van todos a la escuela, pero en realidad sólo alcanzó a pensar en sacarlos adelante como pudiera. Nunca se le ocurrió pensar en el horizonte de su marido, en sus aspiraciones. Se trataba de resolver los días y era muy buena en lo que hacía, pero en su casa no logró aplicar lo que aplicó en sus terapias. Después, la falta de ingresos suficientes la llevó a hacerse cargo de una galería de arte y vender su obra. Le ayudó su formación en psicología para abordar a los clientes y transmitirles la vida y obra de los artistas que promovía en su galería en la colonia Condesa. La dueña se aparecía un par de horas al día para reclamar el desorden y la falta de ventas. Tampoco se le ocurrió pensar en el horizonte de vida de su patrona hasta ahora bajo la conciencia del nuevo curso que tomaba. Había grandes huecos en su relación de trabajo y Luisa le guardaba rencor. Era un buen trabajo y la trataba bien como patrona, era en una zona agradable, pero estaba lejos de lo que Luisa imaginaba para su propio horizonte de vida ahora que en su curso de desarrollo personal se lo hacían reflexionar.

Sí pensó en su propio yo ideal antes, nunca en el yo ideal de su pareja, no sospechó que después de todas las cargas de la casa, además tendría que haber reflexionado al respecto. Supuestamente acordaron empezar a tener hijos, casarse, pero en realidad lo hicieron muy empujados por cumplir con las demandas sociales y las de sus familias. Además, si algo influyeron en esas decisiones, el divorcio lo borró todo y ahora, Luisa se sentía haber sido empujada a todo, no haber tenido realmente la oportunidad de reflexionar ni de ser un ser racional responsable en pleno uso de sus facultades para decidir cómo se lo inculcaban en su curso. Las decisiones estaban en realidad dominadas por los padres, por la familia, por todo otro que sabía más de la vida que Luisa. Su desempoderamiento no le ayudó a sacar adelante los problemas en casa, la violencia intrafamiliar que afortunadamente nunca llegó a los golpes (los golpes eran no físicos, básicamente emocionales y ello era peor en cierto sentido porque se disimulaban más). Con los golpes emocionales, nadie le creía a Luisa que la vida en casa fuera una tortura insostenible. ¿Qué hubiera pasado si Luisa hubiera logrado salir de ese sacar adelante el cotidiano y ver por los horizontes de vida de todos los integrantes de su familia? y después, más allá aún, ¿de toda persona que cruzara su camino? Parecía que no le alcanzaba la vida para reflexionar sobre esos temas, pero tampoco nadie se los enseñó ni consideró que fueran importantes. Si era importante tener visión era para sí mismo y nunca para ver por los horizontes de los otros. Si acaso, era determinante resolver las demandas cotidianas como mujer de la familia y de la casa.

En cuanto a la gente que trabajó para ella, tampoco Luisa reflexionó en sus horizontes ni en cómo ayudarlos a conseguirlos, ni para arriba ni para abajo, ni con sus maestros ni con las personas que cruzaron su camino, se trataba de vendedores de todo, de trabajadores especializados en cualquier necesidad que ella tuviera y ni se le ocurría que la ayudaban a resolver sus asuntos, ni les sonreía o agradecía, se encargaba de pagarles y tampoco pensaba que si no tenía completa la paga y pagaba la siguiente semana, ello fuera un problema.

Menos pensó en su perro, adquirido para entretener a sus hijos. ¿qué le gustaba a su perro? Era también suyo. Le ponía sus vacunas y le daba de comer, eso era todo. Ahora parecía que el mundo se detenía y ella se detenía a pensar en todos. Influida por su curso, reflexionaba al respecto, ¿en qué pensaban sus chiquitines y en qué sería bueno impulsarlos de acuerdo con sus deseos? Ahora su vida era un pretexto para pensar en los horizontes de otros y ayudarlos. Pero los horizontes en general parecían algo nebulosos porque la vida parecía clara pero no lo era tanto. En su curso recomendaban aclarar más pensando en las opciones viables, no en aquello que resultara muy alejado de la persona, un horizonte se abría en el siguiente paso del camino de la persona. Claro, también era bueno indagar sobre esos sueños que parecían locos y distantes porque los horizontes se materializaban así, tomando en cuenta intuiciones positivas que a veces parecían sin conexión con la realidad al estilo de los actos fallidos freudianos. Se trataba de una combinación de factores que la vida nos aproximaba para ayudar a otros.

Entonces Luisa se armó de valor y decidió ayudar a todo el que cruzara su camino. Se trataba de ver si querían o necesitaban algo, de ser más atenta y de modificar su mirada. Ello le fue dando al pasar de los días nuevas razones de ayudar y nuevas maneras de hacerlo. Las tareas personales comenzó a terminarlas más rápido con la idea de dedicar más tiempo a estos ejercicios de vida. Así se fue conectando con vecinos y amigos, con los planes y sueños de sus hijos y de los amigos de sus hijos y sus espacios de vida se abrían paso a paso.

        El tiempo comenzó a extenderse y la vida a sentirse más plena. Ya nada le faltaba. Podía actuar y ayudar, podía comunicarse con las necesidades de otros y atenderlas.

        Vemos en este breve relato la posibilidad que el otro abre a nuestros pies de reflexionar diferente pues al pensar en otros y desearles bien nos transformamos en ser plenos y dadores. El otro logra caminar sus luces y activar sus sueños y todos mejoramos en unión. El otro es revolución y motor que va generando acciones positivas en cadena y más si dicho motor se suma a una lista de pendientes de ayuda a otros realizados de manera cotidiana.

        Vemos como en Luisa todo cambia a raíz del curso sobre la ayuda que puede brindar para desarrollar los horizontes de otros. Su pensamiento y razonamiento cambian y se descentran. Percibe sus interacciones con otros de manera diferente, los valora y se valora. Está de manera diferente en el mundo, con mayor atención y cuidado a otros, a cuanto le y les acontece. Su memoria se activa, Luisa revisa su historia personal y la activa para decidir mejor su actuar en el mundo en tiempo presente. Todo lo anterior seguramente le permitirá a Luisa tomar mejores decisiones y una mejor resolución de problemas en su cotidiano, para cuidar de otros y para ayudarlos a alcanzar al yo ideal de su horizonte de vida.



Luisa se mira en blanco para asistir a otros

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