Vínculo afectivo
y el otro
Todos los seres
humanos se apegan a otros. La relación que se construye con otro y parte del
cotidiano se da desde el bebé y se refleja en el rostro de los otros y de cómo
me tratan. El mundo es seguro y predecible o lo contrario. Las personas son de
fiar o no. La institucionalización retrasa todos los procesos de desarrollo de
los niños. Los humanos necesitamos ambientes predecibles y constantes, que den
respuesta para conseguir desarrollarnos adecuadamente. Al institucionalizar se
pierden vínculos y se generaliza, ahora buscamos estimulaciones adecuadas y
particulares. La base del desarrollo social está en lo emocional, pero es
relacional y no se trata de responder a un solo ser.
En las madres
comienza este proceso del vínculo emocional. Las mujeres son base en especial
los primeros seis meses de vida del bebé. Éste busca en sus cuidadores vínculos
especiales. Como especie de supervivencia el ser humano necesita estos vínculos.
Así, el bebé busca una función psicológica, saber que cuenta con otros y
desarrolla un vínculo y recursos para lograrlo, una regulación emocional. Estamos
llenos de humanos desregulados. Necesitamos socialmente de adultos que nos
regulen desde pequeños, adultos atendidos a nivel neurológico de sus tensiones
para que den soporte a sus crías. El llanto es lenguaje y molesta, decimos, “no
llores” en empatía. El llanto es preverbal y los adultos debemos saber
escucharlo, aprender a cuidar.
Somos seres de
lenguaje, buscamos una calidad en nuestras relaciones, figuras de apoyo,
vínculos afectivos de inicio a fin de la vida. Debemos ser sensibles. La sonrisa
desde el bebé nos separa de los animales, pero tenemos necesidades biológicas
también y de apego afectivo. Necesitamos saber cuidar e interpretar las
necesidades de todo otro y ello comienza desde el bebé que se comunica con
nosotros de diferentes maneras, a través de diferentes signos por interpretar.
No debemos cargarnos hacia la interpretación negativa y como humanos tendemos a
irnos hacia ese lugar y a generalizar negativamente y a etiquetar. Por ello
institucionalizar afecta y debemos regresar a la peculiaridad sensible del
signo y a atenderla. Necesitamos vínculos y compañeros de vida, ser y estar
para todo otro, aprender a escuchar y cuidar.
Me vinculo dentro y fuera y aprendo a cuidar mejor de otros
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