Grace Nehmad

domingo, 13 de diciembre de 2020

La duda de Descartes y su empoderamiento cuestionable

 Descartes y el otro


Hay una relación entre la modernidad y Descartes y también un consenso del giro en el pensamiento que provoca pues coloca a la certeza en el sujeto y ya no en Dios. Así, el yo está ejerciendo un poder autónomo por primera vez. Está recargado en su pensamiento lógico que tiene la capacidad de cuestionarlo todo. Es una filosofía de la sospecha.

La autonomía del sujeto pensante se convierte en el juez ultimo como ser cartesiano que busca algo que lo convenza de su capacidad racional de decidir. Me encanta este dotarnos de poder autónomo de decisión y así nos convencemos por nosotros mismos y la idea debe resistir o morir. Nos preguntamos si soportó los argumentos que quisieron derrocarla o no.

Buscamos argumentos para derrocar todas las ideas y afirmaciones de familia y amigos y de todo aquello que no nos funciona en nuestro cotidiano.

De lo cotidiano y vigente me sostengo en mi época y lo que resista es certeza. Así, Descartes es destructivo y fascinante.

Propone una exigencia ética y al buscar certezas, tirar abajo cualquier afirmación. Descartes termina destruyendo todo y después de derribar todo conocimiento, encuentra una verdad última para reconstruir el mundo, una verdad que no es Dios para él y  la descubre en sus meditaciones cartesianas. Hace de alguna manera un camino obvio.

        Primero duda de los sentidos pues no son infalibles, a veces engañan. Mi mirada se equivocó una vez y ya no puedo creerle por completo. Después piensa, no puedo dudar de que escribo en esta bata estas historias. Pero se da cuenta que sí duda pues podría estarlo soñando. La frontera entre sueño y realidad no es tan clara. Y sigue su búsqueda en las matemáticas y ve que tampoco son infalibles pues podemos toparnos con el genio malo, el titiritero que nos engañe con sus cuentas extrañas. Pero finalmente concluye, nadie me puede engañar de mi duda y si dudo es porque pienso y si pienso es porque existo, en latín “cogito ergo sum”, es su primera verdad. Así, todo se puede derribar, pero todo ésto me sucede a mí y me doy cuenta de ello y esa conciencia me hace existir como un yo. El sujeto está en el centro y es el yo cartesiano. El filósofo actual Dario transmite estas ideas de Descartes de manera muy accesible y yo veo que esta autonomía y libertad racional de decidir es la base de la filosofía moderna y del pensamiento mismo de Levinas que él mezcla con las enseñanzas talmúdicas para crear su filosofía del otro. Es una gran aportación, nos da libertad y responsabilidad para asumir las propias decisiones, pero también nos ha hecho soberbios y centrarnos en el yo sin pensar en lo que el otro percibe y en cómo lo percibe, descalificando a todo lo que no sea yo y omitiendo la parte de la responsabilidad y la mirada del otro, de lo otro. La autonomía se ha transformado en prepotencia y satisfacción inmediata de deseos personales y no creo que era la idea de Descartes. Me parece que es muy bueno deconstruir al estilo de Derrida y derrocar lo que no sea práctico y funcional, pero con el otro al centro, ese otro incluye al medio ambiente y a la otra en especial, entre otros muchos otros que somos llamados a asistir en amor y equilibrio como enseña Levinas sin por ello dejar de partir del humano autónomo y racional que debe ser sobre todo responsable.  


Respetar la autonomía y el derecho a decidir, para ayudar al otro mejor

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