Grace Nehmad

martes, 15 de diciembre de 2020

Saber desear y el otro

 

Saber desear y respetar y escuchar

 los deseos del otro

En modo positivo debemos definir nuestros deseos y sus preguntas para lograrlos, planteadas con fe y agradecimiento. Debes conocer el modo correcto de pedir. Se trata de redefinir tu postura con gratitud desde el pensamiento y luego en la consolidación de pensamientos relacionados y acciones para concretar un deseo. No debes dañar a nadie con tu deseo. Una palabra mal puesta confunde al universo, a tu gente, a tu mundo. Debes decir adecuadamente

En vez desear dinero, pide desarrollarte para llegar a ello y quizás más bien para poder ayudar más y mejor. Si dices: “estoy feliz” debes ser congruente y agradecer para serlo y tener fe en ello sino te lo niegas al momento mismo de afirmarlo. A mí me gustaría desear algo así, “deseo que mi obra sea correctamente interpretada y utilizada”. Quizás falta ser concreta y específica, agradecer mi obra y tenerle fe, quizás mi deseo permea el miedo y siente mi inseguridad, mi desconfianza. Y es que escuchamos poco al otro, a sus deseos, le pasamos encima constantemente. Un buen comienzo sería quizás ayudar al otro a definir sus deseos y a conseguirlos, respetarlo y apoyarlo. Normalmente, lo absurdo no se cumple, es importante aclararnos y ayudar a otros a aclararse. Gil Deleuze habla del deseo, hablan de dicho autor en filosofía para profanos, él es un filósofo del siglo 20, es un referente. Cualquier concepción filosofía intenta deconstruir, de eso se trata el discurso filosófico. Así, Deleuze rompe con el modo habitual de entender el deseo. Nos dice que lo difícil es desear y no el conseguir lo que se desea. No hay deseos buenos y malos para él. Debemos definir el deseo y según Deleuze éste discurre por una concatenación de objetos. Es decir, es como un río en movimiento, como un delirio. De ahí nos dice que el ser es identitario, hecho de esencias y el lenguaje del ser nos dota de una identidad y al adoptarla no debería adoptar sus deseos y eso se da por sentado. Lo importante es como lidereas esta situación.

La impostura es adoptar el mundo que corresponde a la identidad de lo que escojo, soy mujer y si no quiero adoptar su identidad y la no libertad a la que me empuja, debo romper con ese mundo y apropiarme del mundo como yo lo veo.

Sufrimos todo tipo de presiones para ser de cierta manera y desear lo que corresponde y si experimentamos sin el prejuicio identitario, somos capaces de romper con el lenguaje del ser y sumarnos al del devenir y construirnos.  La vida desde este lugar de afirmación es menos vulgar y aburrida pero más difícil. Promete ser una vida entusiasta y apasionada. Se pregona y se puede lograr y por ello lo difícil es desear. No hay que ser árbol dice Deleuze, se trata de ser rizoma que es hierba para añadir y no estar en el “ser”, estar en el “y”. De esta manera añades hasta donde llegue tu potencia.

Difiero un poco, somos las dos, árbol y rizoma, podemos serlo. Así, puedo ser mujer y no seguir todo a lo que me empuja y añadir lo mío, escoger. Desde ese “y” podemos también buscar los deseos de todo otro y sumarnos desde la escucha.


Saber desear y ser detallista para el otro

 

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