Saber desear y
respetar y escuchar
los deseos del otro
En modo
positivo debemos definir nuestros deseos y sus preguntas para lograrlos, planteadas
con fe y agradecimiento. Debes conocer el modo correcto de pedir. Se trata de redefinir
tu postura con gratitud desde el pensamiento y luego en la consolidación de pensamientos
relacionados y acciones para concretar un deseo. No debes dañar a nadie con tu
deseo. Una palabra mal puesta confunde al universo, a tu gente, a tu mundo.
Debes decir adecuadamente
En vez desear
dinero, pide desarrollarte para llegar a ello y quizás más bien para poder
ayudar más y mejor. Si dices: “estoy feliz” debes ser congruente y agradecer
para serlo y tener fe en ello sino te lo niegas al momento mismo de afirmarlo.
A mí me gustaría desear algo así, “deseo que mi obra sea correctamente interpretada
y utilizada”. Quizás falta ser concreta y específica, agradecer mi obra y
tenerle fe, quizás mi deseo permea el miedo y siente mi inseguridad, mi desconfianza.
Y es que escuchamos poco al otro, a sus deseos, le pasamos encima
constantemente. Un buen comienzo sería quizás ayudar al otro a definir sus
deseos y a conseguirlos, respetarlo y apoyarlo. Normalmente, lo absurdo no se
cumple, es importante aclararnos y ayudar a otros a aclararse. Gil Deleuze habla
del deseo, hablan de dicho autor en filosofía para profanos, él es un filósofo
del siglo 20, es un referente. Cualquier concepción filosofía intenta
deconstruir, de eso se trata el discurso filosófico. Así, Deleuze rompe con el
modo habitual de entender el deseo. Nos dice que lo difícil es desear y no el
conseguir lo que se desea. No hay deseos buenos y malos para él. Debemos definir
el deseo y según Deleuze éste discurre por una concatenación de objetos. Es
decir, es como un río en movimiento, como un delirio. De ahí nos dice que el
ser es identitario, hecho de esencias y el lenguaje del ser nos dota de una
identidad y al adoptarla no debería adoptar sus deseos y eso se da por sentado.
Lo importante es como lidereas esta situación.
La impostura es
adoptar el mundo que corresponde a la identidad de lo que escojo, soy mujer y
si no quiero adoptar su identidad y la no libertad a la que me empuja, debo romper
con ese mundo y apropiarme del mundo como yo lo veo.
Sufrimos todo
tipo de presiones para ser de cierta manera y desear lo que corresponde y si
experimentamos sin el prejuicio identitario, somos capaces de romper con el
lenguaje del ser y sumarnos al del devenir y construirnos. La vida desde este lugar de afirmación es menos
vulgar y aburrida pero más difícil. Promete ser una vida entusiasta y apasionada.
Se pregona y se puede lograr y por ello lo difícil es desear. No hay que ser árbol
dice Deleuze, se trata de ser rizoma que es hierba para añadir y no estar en el
“ser”, estar en el “y”. De esta manera añades hasta donde llegue tu potencia.
Difiero un
poco, somos las dos, árbol y rizoma, podemos serlo. Así, puedo ser mujer y no
seguir todo a lo que me empuja y añadir lo mío, escoger. Desde ese “y” podemos
también buscar los deseos de todo otro y sumarnos desde la escucha.
Saber desear y ser detallista para el otro
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