Pirké Abot, Pérek 5 Mishná 3.2
Con diez pruebas fue probado Abraham, nuestro padre, y las soportó todas; para dar a conocer cuán grande era el amor de Abraham, nuestro padre (la paz sea con él).
Todo el éxito de la persona reside en tener claro cuál es su propósito en el mundo, pues nada acontece sin que tenga una finalidad. La labor del hombre —su función, su propósito— es la de elevarse en el servicio a su Creador, y así como un bebé recién nacido sólo busca desarrollarse y crecer, el hombre debe buscar elevarse hasta convertirse en un individuo productivo para el mundo.
El hombre de fe, se conduce bajo la norma de que el Todopoderoso ejerce control absoluto sobre todo lo que le acontece, no hay nada en el universo que pueda impedir que se cumpla Su voluntad. No obstante, Él se oculta detrás de la máscara de la naturaleza, dándole al ser humano, la opción de ver lo que ocurre, ya sea como una simple coincidencia, o como una manifestación de Su Voluntad.
El hombre se enfrenta a diferentes desafíos en su vida, y aunque en ocasiones parecen situaciones difíciles, si bien, tiene presente de que la vivencia está siendo provocada por su Hacedor, igual está obligado a esforzarse para resolverlo. Por tanto, además de su afán de encontrar la solución, debe levantar los ojos al Cielo y pedir ayuda. Generalmente, este reconocimiento es suficiente para resolver el problema, pues, una vez que vemos al Todopoderoso detrás del velo de la naturaleza, Él saldrá de Su escondite y Se hará más visible.
(De musarito semanal)
Pienso que es inspirador saber que como Abraham vamos a enfrentar nuestras pruebas en esta tierra y con fe y fuerza saldremos adelante para poder realizar nuestras misiones existenciales en paz. Creo que debemos aclarar y lograr nuestras funciones y llamados a cada paso con amor, entrega y acción.
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