Más allá del tiempo

 La verdad del querer

La verdad es subjetiva, no es completa pues le pasa con la muerte un evento que escapa su voluntad por completo. La muerte no marca la subjetividad de la voluntad como fin, sino como alienación y violencia suprema. En cambio en la paciencia la vida no es para nadie ni contra nadie, la voluntad trasciende y la muerte no la toca.  Aquí el poder de la ilusión juega un papel en el ser mismo. El juicio aquí confirma la vida interior que busca producir infinito y usa la ilusión en su trabajo de materialización en justicia, busca la verdad de su propio testimonio. La voluntad busca al juicio para  sostenerse contra la muerte y el otro aliena la voluntad por excelencia, nos dice Levinas en Totalidad e infinito. La libertad no puede realizarse fuera de las instituciones y la interioridad no puede remplazar a la universalidad. La inseguridad, el hambre y la sed se burlan de la libertad. Así cada uno es responsable de la justicia y debe ir más allá de la ley objetiva. Debemos retornar al origen, nos dice Levinas, en el fenómeno primero del tiempo, en el aún no y responder en paternidad para manifestar la verdad visible en fecundidad. Se trata de apoyarnos en la vida biológica para lograr vivir más allá de ella.

Aquí se nos revelan las claves de la trascendencia y me parece que en conciencia debemos practicar estas ideas para ir más allá que lo que nos aparece complacer una voluntad efímera propia o de otros. Me parece que debemos ir lejos, al origen, quitar la paja distorsionante y comprender nuestra misión existencial divina que va más allá del tiempo, en justicia y acción.

Más allá del tiempo recogemos las flores del planeta