Grace Nehmad

lunes, 13 de mayo de 2024

Miradas se cruzan



 Los lazos entre nosotros se trenzan y en el otro extremo está el aislamiento social. Hay un proceso de perder amigos y familiares que nos espejean y necesitamos permanecer en la línea de unión y de empatía. Se trata de no empobrecernos desde ninguna línea de acción e interacción. Somos para interrelacionarnos y sabernos libres desde el corazón de nuestro soplo de vida. Somos el ojo que se encuentra y las manos que se entrelazan y construyen en amor. Podemos vernos y reflejarnos en el otro desde el rescate y la comunión. Las miradas se encuentran y se salvan. No hay lengua ni categorías, somos para, en las miradas espontáneas que se dan de manera originaria y conectan sin hacer preguntas. Estos intercambios son de presencia que danza y trenza en lazos mágicos de colores y emociones. Nuestras agendas se borran y caminamos sin miedo, recuperamos lo real y lo espontáneo.  Al entrelazarnos así en empatía aproximamos aliento e instantes. Nuestro trato se mueve directo y prevenimos el naufragio. Todos somos el otro y eso nos asusta. Nos sacude. Podemos bajarnos a otros niveles de estar en el mundo entrando en solidaridad y conciencia. Podemos vivirnos diferente en etapas existenciales de intercambio y amor, en distintas dimensiones en el mismo entorno. Es importante mantenernos dentro y fuera y sabernos manejar desde una existencia que nos vive en límites sanos. El equilibrio es muy importante y sabernos seguros, libres y felices. La libertad es interior y podemos recrearnos con cuidado y acción. Del otro lado están el miedo, el abandono, la decadencia, la idea de llegar demasiado tarde a todo, a todo otro. Podemos detener los relojes y mirarnos a los ojos para abrirnos y volver a nuestros lazos tranquilos y amables.


Nos abrazamos en amor

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