Grace Nehmad

domingo, 12 de septiembre de 2021

Simone de Beauvoir, feminismo y autodeterminación sensible

 

 

 

Simone de Beauvoir y el segundo sexo, cuestión de género, es prolongación del existencialismo. No es feminismo diferencialista, es visión del mundo que aclara su compromiso con su trabajo. Su historia la marca ya que se independizó como mujer después de la guerra. La familia se queda arruinada y debe ella salir adelante para recuperar su vida. Ella tuvo que trabajar y quiere ser escritora famosa, su ambición busca igualar al lado masculino dominante. Su encuentro con Sartre es determinante y su guía la lleva al desarrollo que buscaba. El existencialismo entiende al hombre como constructor de su esencia y de sus decisiones de vida que le dan carácter. La función del hombre la determina él mismo de manera independiente. Esta función señala su esencia que el hombre determina a diferencia de los objetos pues la existencia precede a la esencia y su función. Esta libertad abre la naturaleza del hombre. El existencialismo de Sartre y de Beauvoir es ateo y depende sólo del hombre. Nuestra conciencia nos da permiso de ser constructores de nuestro destino a través de nuestras elecciones. Elegimos dónde desarrollarnos y nuestro ambiente de desarrollo. Podemos cuestionar la posibilidad real de decidir porque podemos salirnos del determinismo, incluso entonces como mujeres nos dice Beauvoir. Dotados de conciencia no estamos determinados. De manera lógica el feminismo de Beauvoir no es determinado, no es de esencialismo, nosotros determinamos nuestro destino y nos construimos. El feminismo diferencialista dice que las diferencias son hormonales y de todo tipo, predeterminadas, y este feminismo rechaza las jerarquías que se atribuyen a estas diferencias. Beauvoir no acepta estas diferencias, para ella nos construimos por completo incluyendo todas nuestras características. Estas discusiones son ontológicas. Tenemos como mujeres las mismas posibilidades que los hombres y construimos lo que queremos ser en todo sentido sin naturalezas predeterminadas ni roles sociales. Beauvoir rechaza todo determinismo y ello es en contra incluso de lo que la naturaleza parecía haber decidido para nosotros. La técnica nos libera de lo biológico y nos desanimaliza para alejarnos de la idea de inferioridad de la mujer pasiva que sólo procrea. La naturaleza animal de la mujer la hace dependiente en su debilidad, se queda en el hogar y el hombre se independiza y sale. La sexualidad masculina conquista y domina, la mujer recibe y es dependiente. Pero el existencialismo se libera de todo ello. No se aceptan estos roles y las mujeres pueden elegir no repetir la vida y pueden crear y recrearse. Las sociedades modernas ya no necesitan de los roles de hombres y mujeres, pueden decidir en igualdad la libertad humana. De aquí surgen las preguntas para lograr la libertad de las mujeres y de todo humano. Necesitamos preguntarnos sobre las limitantes a las cuales nos enfrentamos y no nos dejan liberarnos. Los obstáculos en las sociedades modernas son muy variados y nos dominan de diferentes maneras que en especial se centran en actitudes egoístas de desarrollo que prefieren obstruir el desarrollo de todo otro para despojarlo de su esencia humana y capacidad de autodeterminarse para explotarlo. Me parece que podemos construirnos en libertad sin olvidar nuestra parte sensible, desarrollando la paciencia y la capacidad de autocontrol. Reconociendo nuestra humanidad en cuerpo y alma, en razón y corazón, atentos en particular al cuidado de todo otro, desarrollándonos para asistirlo y no desde una visión egoísta más.


Me construyo en pintura y poesía, en libertad para asistir a todo otro desde ahí en amor


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