Grace Nehmad

jueves, 9 de septiembre de 2021

Rousseau y las virtudes

Rousseau está con la voluntad del pueblo, era conservador, atado a ideales antiguos y morales, es nostálgico y contra la modernidad, reino de lo malo, es antisistema, no le gusta la moda y está contra Voltaire. No le gusta el consenso intelectual. Su progresismo se ata a lo tradicional puro y antiguo de la virtud y está en contra de la falsa modernidad. Es contractualista y busca seguridad contra libertinaje. Para Rousseau el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe a diferencia de Hobbes que renuncia a la libertad porque cree que el hombre es malo por naturaleza y egoísta. Para Rousseau es opuesto, la naturaleza es compasión natural, y no es aún pervertido por la sociedad individualista. El progreso para Rousseau llevó a la degradación de los valores morales y aumentan los conocimientos y comodidades. El progreso no emancipa, es al revés para Rousseau. La ciencia y el arte nutren las cadenas de los hombres para Rousseau y perdemos el estado de naturaleza más virtuoso donde se desactivan su valentía y su coraje. Se resuelve la supervivencia, pero se desata la hipocresía. Las armas de manipulación se utilizan y no las virtudes. La integración está hecha de apariencias hipócritas sin valentía. La fuerza de la naturaleza lo hacía virtuoso y ya no. La ilusión de poder es la pérdida del hombre. Debemos cuestionarnos de estas comodidades y falta de moral y de virtudes, que el otro nos devuelve, en el rostro del otro y su cuidado las virtudes del hombre se nos devuelven con la ayuda de Levinas, creo yo. El otro es antídoto contra los defectos de la modernidad egoísta y materialista.

Tu fuerza de luz en acción creativa también te devuelve las virtudes del estado de naturaleza

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