Rousseau está con la voluntad del pueblo, era
conservador, atado a ideales antiguos y morales, es nostálgico y contra la
modernidad, reino de lo malo, es antisistema, no le gusta la moda y está contra
Voltaire. No le gusta el consenso intelectual. Su progresismo se ata a lo
tradicional puro y antiguo de la virtud y está en contra de la falsa
modernidad. Es contractualista y busca seguridad contra libertinaje. Para
Rousseau el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe a
diferencia de Hobbes que renuncia a la libertad porque cree que el hombre es
malo por naturaleza y egoísta. Para Rousseau es opuesto, la naturaleza es
compasión natural, y no es aún pervertido por la sociedad individualista. El
progreso para Rousseau llevó a la degradación de los valores morales y aumentan
los conocimientos y comodidades. El progreso no emancipa, es al revés para Rousseau.
La ciencia y el arte nutren las cadenas de los hombres para Rousseau y perdemos
el estado de naturaleza más virtuoso donde se desactivan su valentía y su
coraje. Se resuelve la supervivencia, pero se desata la hipocresía. Las armas
de manipulación se utilizan y no las virtudes. La integración está hecha de
apariencias hipócritas sin valentía. La fuerza de la naturaleza lo hacía
virtuoso y ya no. La ilusión de poder es la pérdida del hombre. Debemos cuestionarnos de estas comodidades y falta de moral y de virtudes, que el otro nos devuelve, en el rostro del otro y su cuidado las virtudes del hombre se nos devuelven con la ayuda de Levinas, creo yo. El otro es antídoto contra los defectos de la modernidad egoísta y materialista.
Tu fuerza de luz en acción creativa también te devuelve las virtudes del estado de naturaleza
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