Su pensamiento en esta expresión no es deseo de
gloria, es mecanismo de interacción de conciencias. Somos conciencia del mundo
y de ella misma y no somos más que uno con el mundo. Somos experiencia de
conciencia y su interacción. Para Hegel es el hecho de existir a ojos de otro y
de ser reconocido por sí mismo. Ser tomado en cuenta y decir las preferencias
de cada uno y sentirse en imposición. La proposición debe ser respondida por tu
conciencia y en libertad, es poder de autodeterminación. Tenemos dignidad y
libertad, portadores de libertad y de dignidad. El precio es pagar y dar origen
a la libertad. Te forzan a actuar, pero el espíritu mueve a la libertad y no es
comprable. No se vale considerar una conciencia como objeto. No debemos negar
la conciencia del otro. El deseo del alumno no debe eclipsarse ni morir en reacciones
verticales de jerarquía. El paradigma de horizontalidad es necesario. Hay
contradicciones entre conciencias y su autonomía. Las conciencias no deben de
someterse, ¿cómo no someterse y aceptar consejos e instrucción? Hay sumisión
voluntaria, es más bien elección y es aceptar el saber del otro sin jerarquía.
No hay padres e hijos, hay aceptación y acuerdos. El rechazo de someterse a una
conciencia es esta lucha de reconocimiento. El mundo se particulariza en
conciencia de sí, es madurar y aparecer y como pasar de este reconocimiento a
la intención de reconocerse para darse a las otras conciencias en amor. Sería
pasar de la idea de verticalidad para dominar a la idea de Levinas de
verticalidad para transformarse en el rehén del otro, en lograr escuchar su
dolor y apoyarlo.
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