Grace Nehmad

jueves, 23 de septiembre de 2021

Los intereses, la importancia del otro

 

Adam Smith filósofo y economista, es fundador de la economía. Buscaba la causa de la riqueza. La economía está relacionada con una visión del mundo y repetir experiencias que nos hacen bien. Existen leyes universales como ciencia, pero como ciencia humana la economía no tiene consensos así, aunque hay direcciones e implicaciones. La expresión famosa de nuestro autor es la de la mano invisible como juego entre oferta y demanda y la idea de armonizar los intereses. Las doctrinas son creadas y después se expanden. El egoísmo humano da como resultado la riqueza de las naciones. Se centra en lo individual y no en lo altruista y moral-colectivo. El principio de la mano invisible nos dice que el interés privado lleva al bien común por consecuencia sin haberlo pensado. El egoísmo en esta idea es el motor de la economía y será bueno para todos. Esta armonización es impersonal. Cada uno se preocupa por su trabajo y de ahí, todos provocan el bien común. Esa ambición personal empuja a la sociedad sin intenciones de hacerlo. En esta perspectiva el interés personal multiplica el bien de todos. Es recargarse en la división del trabajo y la especialización. En su época el pensamiento de nuestro autor es revolucionario pero ya se han observado sus limitaciones. Los médicos que no saben ver el global tienden a equivocarse de más, vemos que los cinturones de miseria no se resuelven desde el egoísmo de la mano invisible. Ya vimos los problemas de dejarse llevar desde el progreso tecnológico por el egoísmo. No resulta para nada y la pandemia actual nos habla de las limitaciones del individualismo e interés personal como motor de desarrollo. Fue una bella ilusión y no creo que todo debamos descartar en esta idea, sí necesitamos motores y división del trabajo, desarrollo individual pero para el colectivo, nunca dejar de lado la parte central que es el colectivo y salvarse de las ilusiones y apariencias que nos alejan de nuestro bien y nos destruyen y al planeta. Las intenciones van cobrando una centralidad en nuestro comportamiento y generar conciencia del otro para darnos desde ahí.



¿Dónde nuestro paisaje sereno?


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