Adam Smith filósofo y economista, es fundador
de la economía. Buscaba la causa de la riqueza. La economía está relacionada
con una visión del mundo y repetir experiencias que nos hacen bien. Existen leyes universales como
ciencia, pero como ciencia humana la economía no tiene consensos así, aunque
hay direcciones e implicaciones. La expresión famosa de nuestro autor es la de
la mano invisible como juego entre oferta y demanda y la idea de armonizar los
intereses. Las doctrinas son creadas y después se expanden. El egoísmo humano da
como resultado la riqueza de las naciones. Se centra en lo individual y no en
lo altruista y moral-colectivo. El principio de la mano invisible nos dice que el
interés privado lleva al bien común por consecuencia sin haberlo pensado. El egoísmo
en esta idea es el motor de la economía y será bueno para todos. Esta armonización
es impersonal. Cada uno se preocupa por su trabajo y de ahí, todos provocan el bien
común. Esa ambición personal empuja a la sociedad sin intenciones de hacerlo.
En esta perspectiva el interés personal multiplica el bien de todos. Es
recargarse en la división del trabajo y la especialización. En su época el
pensamiento de nuestro autor es revolucionario pero ya se han observado sus
limitaciones. Los médicos que no saben ver el global tienden a equivocarse de más, vemos que los
cinturones de miseria no se resuelven desde el egoísmo de la mano
invisible. Ya vimos los problemas de dejarse llevar desde el progreso
tecnológico por el egoísmo. No resulta para nada y la pandemia actual nos habla
de las limitaciones del individualismo e interés personal como motor de
desarrollo. Fue una bella ilusión y no creo que todo debamos descartar en esta idea, sí
necesitamos motores y división del trabajo, desarrollo individual pero para el
colectivo, nunca dejar de lado la parte central que es el colectivo y salvarse de las
ilusiones y apariencias que nos alejan de nuestro bien y nos destruyen y al
planeta. Las intenciones van cobrando una centralidad en nuestro comportamiento y generar conciencia del otro para darnos desde ahí.
¿Dónde nuestro paisaje sereno?
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