Grace Nehmad

martes, 27 de abril de 2021

¿Necesitamos del conflicto para crecer o saber aproximar a todo otro?

 

 

 

¿Necesitamos conflicto? Unos se liberan y se esclavizan otros

Heráclito habla del conflicto. Dice que nos sobrepasa y la guerra igual.

Una posible definición para empezar a hablar del tema es: batalla, oposición, desacuerdos en algo, hay un tercero o no, el tercero es la ley, Dios, el alma humana. Hay términos que lo acotan. En la Ilíada se pasa del conflicto armado a la ley. Se pasa de la guerra a lo político. No hay en realidad diferencias de naturaleza son diferentes formas de conflicto. Hasta el terrorismo es otra especie de conflicto y es bueno matizar las diferencias ¿inevitables? ¿Se pueden moderar?

Hay odio y violencia y es muy general, depende de cada caso. Hay formas de violencia diferentes, grupos o personas en pareja o familia. Todo es no poder definirlo, pero es intentarlo. Es conflicto dentro por estar juntos y se puede tratar de desmenuzar sin eclipsar a nadie, con la ayuda de un tercero. La oposición pura se vuelve guerra. En la guerra se busca destruir, en los otros casos es búsqueda de reconocimiento y no necesariamente es destructivo.

La fuente de todo conflicto es nuestra diversidad y el tratar de coexistir entre el amor y el odio. Hay conciliación y acuerdo y quizá logremos recargarnos mejor en ello. El conflicto va del desacuerdo de amigos hasta los países y se puede mediatizar, hay conflicto estructural y quizás es no dejarse llevar, constatar las diferencias y darles cause. Constatamos el conflicto y tenemos mucha esperanza a partir de la caída del muro de Berlín y pensábamos entrar en pacificación. Pero ahora hay gran conflicto constante y quizá es dejarlos absorberse sin esperar la paz completa del mundo, es aceptar el conflicto pero que no lleguen a extremos que maten. Es quizá civilizar los conflictos y saber que pueden llevar a la creatividad y mejoría. Lo malo es que hay también crecimiento sin conflicto y no sería entonces necesario. ¿Pero cómo evitarlos?

             Las posiciones de dominación llevan al conflicto y es más bien relacionarse de otra manera de entrada. Aplastar el conflicto cuando ya se dio es muy violento y de peores consecuencias. Es importante saber que la negación lleva al conflicto. Como Hegeliano, quizá el mundo dominante pensaba que el conflicto llevaba a la promesa de crecimiento y solución y fue la promesa del progreso y es en realidad perversión y una idea totalizadora.

            El tercero daba la posibilidad de negociar desde el mundo griego y se transforman las pulsiones. La catarsis de Aristóteles sigue vigente. Se debe distinguir ente el arte y la base de política se trata de diferentes herramientas para liberar el conflicto. Todo el tema es mediatizar y debemos regresar al tiempo y espacio de reconocimiento sin negación que lleva a la guerra.

Los diferentes terrorismos raciales pueden resolverse con democracia que lucha contra los conflictos interiores. No es el mal radical, es un conflicto que hace progresar en manifestaciones y se da salida y solución democrática.

El conflicto hace progresar y no debe ser negado. La mediación, la palabra y las instituciones pueden moderar y regular. Los conflictos sociales pueden resolverse a través de la negociación que a veces en realidad no se resuelve y no se conduce a solución de salida quizá porque de entrada la relación es de dominación y eso no es válido, se trata de cambiar nuestra manera de aproximar a todo otro, nos diría Levinas.

La tesis de Hegel ya no es aceptable y no se resuelve en compensación para los genocidios. Eso no es sostenible, debemos intervenir y no es tolerable el conflicto constante que se han extremado adquiriendo distintas formas como lo son el terrorismo y la violencia sexual. A la mediación y no negación no debemos dejarlas de lado, pero pueden seguir pasando porque quizá debemos buscar otras formas de relación que sean de no dominación y sometimiento de entrada. No se vale polarizar y tomar posiciones extremas, es aceptar la diversidad. Debe haber diversidad y aceptación. Debemos evitar la polarización con fines de gobernabilidad.

Veo un camino posible en la mediación y negociación, en a la vez no aceptar el conflicto como forma de relación e irnos un paso más atrás para relacionarnos diferente como lo propone Levinas para del otro y no en términos de dominación. Un cambio de conciencia y acción son necesarios y en especial en esta pandemia donde debemos aprender a cooperar más y del vivir en un mundo globalizado que amenaza con radicalizarnos y llevarnos a consecuencias negativas exponenciales. Pienso que debemos ir al origen del conflicto y cambiar nuestras maneras de aproximar a todo otro y mediar todo conflicto, pero no aceptemos el conflicto como forma de vida ni las ideas Hegelianas totalizadoras. Me inspiré para este texto en una mesa  redonda de franceculture.


¿Dónde la luz que ilumine nuestras relaciones con el otro al centro? ¿podemos vivir libres de conflicto?

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