Levinas critica la filosofía de Platón en tanto
mundo superior de las ideas y del griego que desprecia este plano terrenal para
encontrar sus significados.
Para Levinas los significados yacen en el rostro del otro. Tampoco está de
acuerdo en lo multicultural contemporáneo pues dice que se trata de ontologías
múltiples del ser que desorientan y llevan al ateísmo. Me parece que el
lenguaje es estructura ordenada para comunicarnos y aproximarnos y el rostro
del otro posee los significados que necesitamos para interpretarlo
adecuadamente y asistirlo. Hemos perdido sensibilidad y no nos damos el tiempo
de atender a otros. Pasamos por alto sus necesidades y gritos de ayuda. No se
trata de atender a lo que sus palabras textuales piden en muchas ocasiones es
ir más lejos y atender su llamado más profundo.
En el rostro de Levinas el hombre ya no es un
número, es regresar a la filosofía ética primera y no perder el corazón de
nuestras reflexiones ni dejarnos arrastrar por lo ensimismado. La sensibilidad
es saberse acercar al otro y dejarse sacudir por él. Es alejarse de la
separación y de la ignorancia del otro. Su aparición me sacude y despierta a mi
misión ética, el sentido de la vida.
A veces hemos respondido que la vida es azar y
es accidente de la naturaleza. Es enigma metafísico. Pero si tiene finalidad,
la naturaleza está para ayudar a ese sentido con un creador. Incluso sin
finalidad la vida puede querer reproducirse y conservarse por instinto de
supervivencia y perpetuarse. El absurdo se sobrepasa si hay finalidad posterior
a la muerte y no en esta perpetuación de la nada.
Sin embargo, aún en conciencia la angustia y lo
inconcluso dominan la existencia y como dice Levinas, debemos aceptarlas y
podemos atenuarlas asistiendo a todo otro, no hemos respondido porque no sabemos
lo que pasa después de la muerte. Estoy cuestionando desde lo filosófico y no
teológico. Incluso en términos filosóficos el otro se presenta como nuestra
mejor opción de vida y la sensibilidad nos ayuda y nos une, nos necesitamos y
estamos mejor juntos. Claro que hay límites de respeto y sin ellos la violencia
aflora. En los extremos el bienestar se pierde. La propuesta es aprender de
toda existencia y aumentar el bienestar para todos. El rostro del otro, su
llamado, buscar su caricia, promete. Buscar intercambios más cercanos y menos
interesados, más espontáneos y que involucren al corazón. Pero una cama de
orden es buena y construye esa estructura de lenguaje necesaria para el intercambio
entre humanos y nuestra sana aproximación.
Revisar
el comportamiento y modificarlo, incorporar buenos hábitos y responsabilizarnos
en conciencia en relación con lo real, con los hechos y resultados es positivo.
Pero esos resultados impacientes tampoco son positivos y nuestra mirada benévola
es importante para aprender a escuchar las emociones y dirigirlas. El mundo es
complejo y podemos darle dirección con hilos conductores centrales, el otro,
las emociones, escuchar, aprender lecciones, conciencia responsabilidad,
vigilar nuestros actos y mejorar, unirnos con respeto y juntos resignificarnos.
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