En este caso, tenemos a Schopenhauer sólo y dando vueltas en la nada y
extrañado de su nada, se llena de sus propios paseos y reflexiones. Hegel tiene
éxito y él no, y él va contra él, se llena de Kant y de sus poetas consentidos son
Calderón y Shakespeare. Es él filósofo pesimista y a la vez nos consuela de
cómo es posible acomodarse en esta vida de sufrimiento y lucha por no morir. El
deseo es superado y luego llega el aburrimiento. Según él, el arte es para consolarnos de
la vida y de su mecánica adversa y ayudarnos a escapar. En su metafísica del
amor nos muestra que la naturaleza se sirve de nosotros y por ninguna razón en
especial sino que es su fuerza de vida. Nuestro autor es un metafísico que se basa en
Platón y Kant y su descubrimiento del mundo hindú. Para Schopenhauer está lo
que es, la cosa en sí, la voluntad, un ser sin razón, es absurdo y su
representación es ya lo racional que lo explica, una cadena de causalidad
que empieza en voluntad pura.
La
esencia es el fenómeno para Kant y Schopenhauer va más lejos diciendo que este
inicio es la voluntad pura y absurda, sin fondo. El fenómeno es más bien
apariencia y a la vez lo toma como mundo objetivo. Esta extraña dualidad se la
han criticado pues al final el hombre tiene lenguaje y conceptos y el animal, no
en el mismo nivel. La realidad es objetiva y es ilusión y es ése el
sufrimiento. La ilusión del arte nos ayuda a vivir. La voluntad es fuerza de
deseo que se representa. La voluntad desea y el mundo es espejo de esta
voluntad. La vida es compañera inseparable de la voluntad. Sin voluntad llega
la muerte y nos mata todo deseo. Caemos de nuevo al vacío. Con voluntad de vida
el deseo es voluntad de ser, es manifestación de fuerzas físicas: exhibición de
fuerzas distintas.
Para
un Levinas esa voluntad debe estar dada por el otro y nuestra misión sería
voluntad de vida para ayudar a todo otro. Me parece inspirador porque al final,
toda voluntad de vida es deseo con un objetivo que da la motivación existencial
y esa motivación debe estar puesta en el otro para Levinas. Desafortunadamente
no es lo que sucede en la mayoría de los casos y las motivaciones se han tornado muy materialistas y
utilitaristas. La vida puede ser sufrimiento y Schopenhauer la resuelve en los
gustos que se da o con el arte. Levinas no ve el sufrimiento así, pues para el
judaísmo la vida como sea es la oportunidad de ayuda y de ir más allá del deseo personal y
egoísta. En extremo, escuelas más ascéticas elevan el dolor personal para darle
al otro y ello es lo más ejemplar. Pienso que no es necesario tanto ascetismo
ni materialismo o utilitarismo. El otro al centro es lo importante para mí y el
arte sensibiliza y aproxima. Estos caminos son éticos y espirituales y creo que
prometen elevarnos como humanidad.
El camino que se abra a la vida con el otro al centro, en sensibilidad para darle lo que necesita
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