Mis días se arrastran de más. Están demandantes y desequilibrados. Entre el vacío y la saturación, en el límite de mis múltiples facetas de vida, ensueño puertas de luz. Me encuentro con muchas opciones en mis caminos y no sé esperar claridad. Me concentro en mis deberes, después en las palabras del rabino de mi midrash, después en los textos de la parasha de la semana de mi Rav y trato de averigüar qué querrá Dios de mí en estos extraños momentos. No tengo respuestas todavía. Tengo fe, quizás es más importante. Ya se aclarará todo.
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