Mi cabeza da vueltas. Nunca pensé que fuera tan difícil lograr un lugar en el espacio. Nunca he deseado estar en el lugar de nadie, ni siquiera ahora que resiento hostilidades insospechadas. Pero no me puedo festejar por ello. Simplemente así vine. Seguramente ya lo trabajé en otra vida. Lo malo es que no he conocido a nadie con esta característica cerca. Lo manejan, pero lo sienten’ la envidi, esas ganas de estar en mi lugar, ese desearme mal.Yo no lo siento. De hecho, me ha costado descubrirlo en la gente que más amo, saber que no me desean bien y que bajo esa fiesta, piropo y sonrisa, lo más seguro es que mañana venga el peor trancazo inesperado. Como no lo siento, de plano no sé reaccionar, ni defenderme como debería. Ni modo. Quizás algún día comprenderé y mientras trataré de sobrevivir esos extraños golpes de la mejor manera posible. Ellos saben finalmente controlarse, o no, y si les sale lo Caín, pues no sé, ¿qué podía haber hecho Abel? ¿Él lo provocó? ¿Qué papel juego en esta historia? ¿Se tratará de un eterno mudarme para no despertar envidias? Quizá debo quedarme y si me matan, pues igual todos moriremos. No sé sobrevivir en un mundo de intereses. Pero aquí estoy, algo he hecho y me gusta lo que trabajo en la tierra desde mis escondites. Quizás se están quemando todas mis bases y agotando mis huídas y debo quedarme y seguir a pesar de todo. Recuperar mi dignidad y no temerle a las amenazas. Pueden hacerse reales. Creo que debo defenderme sutilmente porque es demasiado cansado para perder mi tiempo en la tierra en eso. Ya se les pasará.
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