Esta semana tuve otro viaje. Muy hermoso ahora con la familia. Se sumaron tres viajes uno tras otro y es el verano, así pasa. Estuvieron muy especiales los tres y aprendí mucho de ellos. Lo malo es que ciertas relaciones lo resintieron y ahora debo construir su estabilidad. No todo puede adaptarse a mis movimientos y ni modo. Tampoco puedo funcionar aferrada a lo estático de la existencia si la mía está cambiando mucho y de manera acelerada. Mi hijo cambia de etapa, creció y se va a vivir solo. Eso me libera pero me empuja muy fuerte a cambios que no alcanzo a comprender. Pienso que debo tener paciencia y asumir mis nuevos ritmos de vida. También agradezco mucho estos viajes que me permitieron no vivir tan difícil el tema del nido vacío. Es un tema muy fuerte y tiene que reacomodarse paso a paso. Siento tantas cosas a la vez que nada comprendo y sigo mis rutinas con de y fuerza. Pronto tendré más claridad, ¡lo sé!
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